La desinformación en los medios de comunicación

La desinformación en los medios de comunicación

La desinformación en los medios de comunicación

Siempre se ha dicho que los medios de comunicación son el cuarto poder en la República Dominicana, y sí que tienen poder porque mantienen a la sociedad dominicana muy atenta a todo cuanto se aborda a través de los medios de difusión de la información; pero, el gran problema está en que una parte importante de la población no sabe distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo cierto y lo falso, entre cristianos y ateos, ni entre fariseos y apóstoles, y extrapolan hasta las redes sociales mensajes distorsionados que han sido emitidos por muchos fariseos de la radio que, para engañar al pueblo, viven vestidos a diario con camisas de apóstoles.

Vaya usted a ver cuántas barbaridades escritas en las redes sociales, sin conocimiento de lo que se esconde detrás de cada comentario carente de verdad, carente de objetividad, carente de ética y carente de la responsabilidad que debe tener un comunicador sentado frente a un micrófono, y lo peor es que ante los ojos de las autoridades no pasa nada, lo que me ha llevado a pensar que uno de los principales problemas de nuestro país es la malsana distorsión de la información a través del poder de grandes medios de comunicación, y para ello puedo citar varios casos que he visto debatirse en los medios y que me han llamado a la atención por las diferentes formas en que han sido abordados desde un lado y desde el otro lado: el tema migratorio haitiano, el tema político, el tema del aborto y la Iglesia, y el tema minero y ambiental.

Al parecer aquí se puede insultar, difamar y calumniar a todo el mundo, y llegar al colmo de que un senador de la República acuse a un candidato presidencial de viajar a México a reunirse con gente del bajo mundo, y ahora resulta que el senador admite que mintió y no pasa nada, pero no pasa nada porque nuestra sociedad no está acostumbrada a exigir que los difamadores gratuitos sean expulsados de sus cargos y sacados de los medios, o que sean obligados a renunciar a sus puestos electivos y a tener que pagar indemnizaciones, e inclusive pagar penas en cárceles, porque cuando los difamadores y los desinformaciones sean debidamente sancionados, entonces los acusadores se cuidarán de buscar pruebas contundentes antes de denunciar y acusar. Mientras tanto el insulto, la mentira, y la difamación seguirán creciendo como profesión rentable.

Veo que mientras los principales medios de comunicación creen en lo que dice el geólogo y académico Osiris de León, y publican en portada sus propuestas y opiniones, y además dedican editoriales para concederle la razón, porque cuando habla la tiene; algunos detractores, sin dominio de las geociencias, ni dominio de la minería, ni dominio de la hidrogeología, utilizan las redes sociales para hablar mal de la minería y hablar mal de Osiris por plantear y defender que se haga una correcta minería, llegando a publicar viejas fotografías de contaminación ambiental minera, tomadas décadas atrás por el mismo Osiris, y dadas a la prensa por el mismo Osiris, pero ahora los desinformaciones recortan las fechas impresas en la fotos para publicarlas como fotos recientes, cuando esa contaminación ambiental minera ya fue resuelta hace varios años.

Pero lo peor de todo es escuchar a dos comunicadores declarados anti mineros, quienes desde una importante emisora radial se dedican a mentir sobre la minería y llegan hasta el colmo de insultar a Osiris por haber dicho responsablemente que una explotación minera subterránea en San Juan, que estaría ubicada a 200 metros de profundidad, no tiene por qué producir contaminación superficial, pero en medio de sus insultos olvidan que hace poco tiempo uno de ellos fue sancionado por detractar públicamente al padre de la Patria Juan Pablo Duarte, mientras el otro mintió descaradamente al país al denunciar una supuesta contaminación en el río Haina, al denunciar supuestos daños de la vacuna contra el virus del Papiloma, al denunciar que las inundaciones en Miches durante el huracán María se debieron a una supuesta carretera privada, y al desinformar sobre una supuesta expulsión de un miembro de la Academia de Ciencias.

Por esos motivos es que mucha gente ya no sabe en quién creer cuando escucha a jóvenes y adultos mayores mentir descaradamente simplemente para mantener los aplausos del show; y por eso es que tantas veces los han demandado y tantas veces han tenido que pedir excusas públicas reconociendo haber mentido, como ahora reconoce el senador que mintió, pero no aprendemos, y como no pasa nada el problema se agrava.

Vivimos en un país donde al discutir temas de importancia nacional nos encontramos con que las opiniones de algunos comunicadores falaces corren libremente como el agua de la cañada del Diablo, dañando al medio ambiente, a la población, y al propio medio de comunicación, y queriendo dañar reputaciones muy bien ganadas, y digo “queriendo” porque es muy difícil que farsantes de la palabra, y que simulan ser defensores del medio ambiente y defensores de la palabra de Dios, puedan dañar la bien ganada reputación ambiental, política y social, de Osiris de León, a quien todo el mundo ha visto amanecer informando gratuitamente al país a través del noticiario de Roberto Cavada, a través del noticiario de Alicia Ortega, a través de la radio, y a través de los medios que le convocan cada vez que algún huracán ha puesto en vigilia a todos los dominicanos, mientras esos farsantes han estado durmiendo tranquilos en sus casas pensando y buscando a quien difamar al día siguiente.  Definitivamente vivimos en un país donde la comunicación va por muy mal camino.



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