Hemos descendido a tal grado de descreimiento y de desconfianza, que ni siquiera los buenos anuncios nos conmueven.
Pero, por aquello del beneficio de la duda, vamos a dar crédito a lo dicho por el Tesorero Nacional en el sentido de que retendrá los sueldos de los funcionarios que no presenten su declaración jurada de bienes dentro del tiempo establecido.
¿Será verdad tanta belleza? Démosle tiempo al tiempo para conocer la realidad.
Pero vayamos un poquito más lejos. Supongamos que efectivamente el Tesorero de la nación retenga los sueldos a los funcionarios en falta.
En ese caso, ¿qué pasará cuando éstos hagan su declaración tardíamente? ¿Se les pagarán los salarios acumulados? Esperamos que no, porque de ser así no habría sanción.
Para terminar con esta inquietud de carácter ético, se nos ocurre pensar, amables lectores, que lo que corresponde hacer con los señalados funcionarios que se niegan a hacer sus declaraciones es destituirlos, pura y simplemente.
Señales como esa son las que nunca se han hecho y las que espera la nación.