Mientras los espectáculos deportivos profesionales de primer nivel siguen inactivos, en el plano olímpico se han suscitado una serie de escándalos de corrupción sencillamente asquerosos, nauseabundos y repugnantes por parte de las cúpulas de poder en diferentes federaciones internacionales.

Dirigentes que deben ser ejemplo permanente para la correcta formación de hombres y mujeres, se convirtieron en inmorales mediante métodos burdos y con una perversidad y depravación que nadie imaginaba.

Y toda esa putrefacción en federaciones como atletismo, levantamiento de pesas, gimnasia, boxeo y muchas otras, es producto de la generalización de que el dinero es base fundamental en las sociedades, sin importar que se llamen comunistas, socialistas o capitalistas.

Precisamente, han sido los rusos los que más escándalos han producido en cuanto a sobornos y dopajes, situaciones que eran respaldadas por las autoridades con el objetivo de, quizás queriendo imitar las ideas de Adolf Hitler, sobre la supuesta supremacía de las razas.

La degradación de instituciones deportiva es una desgracia para la humanidad que veía esa actividad como la más pura, desde la antigua Grecia,de“mente sana en cueropo sano”, filosofía que retomó luego el barón de Coubertin, cuando trabajó denodadamente para organizar los primeros Juegos Olímpicos.