La confianza hay que ganársela

La confianza hay que ganársela

La confianza hay que ganársela

La confianza, o sea la fe, y la convicción de que todo está bien y fuera de dudas, hay que ganársela.

El que la gente crea firmemente en uno, a ojos cerrados, no se obtiene por decreto ni por ley, ni siquiera porque lo diga la Constitución. Es algo que está en la conciencia de cada uno, algo que va más allá de cualquier disposición legal.

En el affaire de la Junta Central Electoral se ve claramente que no existe la confianza que debería haber en todos los ámbitos, políticos y no políticos.

Hay quienes dudan de la transparencia de cierto funcionario y ya eso debería ser motivo para que esa persona renuncie, y si no lo hace, para sacarlo respetuosamente de ahí.

Aunque no haya hecho nada malo, porque no se trata de una cuestión personal. Pero recordemos que desde la historia de la antigua Roma “la mujer del César no solamente tiene que ser seria, sino que también tiene que aparentarlo”.

Mal hace, en consecuencia, el presidente de la Junta en empecinarse en mantener en sus funciones a alguien que no inspira confianza a uno o varios de los actores que requerirán de su arbitraje dentro de pocos meses.

Ceder a los reclamos de sus “clientes” no le restará poder ni autoridad al magistrado Rosario, sino, por el contrato, le podría acreditar un profundo respeto y mucha admiración.

Creo recoger, con estas palabras, un sentir muy generalizado, sin color político alguno, porque esa es la manera de pensar de todos los que no tenemos hacha que afilar.



El Día

Periódico independiente.

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