La verdad ha de ser dicha: Leonel Fernández y Danilo Medina han sido coherentes en sus respectivas posiciones sobre el tema del tipo de primarias que deben utilizar los partidos políticos para la escogencia de sus candidatos. Lo único que han cambiado son las lealtades.

Cuando en 2005 se aprobó una ley que imponía las primarias abiertas, Leonel Fernández era presidente de la República y Danilo Medina era su secretario de la Presidencia. Ambos sustentaron sus posiciones.

El Congreso en ese entonces aprobó las primarias abiertas sin que eso generara ninguna crisis dentro del PLD.

Posteriormente la Suprema Corte de Justicia la declaró inconstitucional al acoger un recurso interpuesto por el hoy presidente de la Junta Central Electoral, y tampoco se produjo una crisis.

Hoy el PLD se presenta con sus legisladores abiertamente divididos en dos bloques y con una agria confrontación por el mismo tema, que en el pasado discurrió sin esas tensiones.

La diferencia es que en el pasado con este no se planteó una medición de poder y no se disputaba la supremacía de ningún grupo, porque Leonel y Danilo anidaban en el mismo lado.

En 2008 Danilo Medina pudo vivir en sangre propia que las lealtades del Comité Político están supeditadas a quien tiene el poder de la firma de decretos. Hoy le toca a Leonel sentir los efectos de esa inmutable verdad política.