- Publicidad -

- Publicidad -

La clase obrera y su rol en la defensa de los pueblos

Danilo Minaya Por Danilo Minaya

La historia ha demostrado que la clase obrera ha sido el motor del desarrollo de los pueblos. Sin embargo, la burguesía ha tratado de ocultar su papel en la construcción de la sociedad, relegándola a una posición de subordinación y explotación.

Hoy, en un contexto donde la ultraderecha y el neofascismo resurgen con fuerza, se hace más urgente que nunca reivindicar la participación de los trabajadores en la vida política y social, como un freno fundamental ante el avance de estas tendencias reaccionarias.

La narrativa impuesta por la burguesía reaccionaria ha buscado minimizar el papel de las masas en la historia. Se nos ha inculcado la idea de que el progreso es obra exclusiva de un puñado de líderes, cuando en realidad, ha sido la clase obrera quien ha construido las bases materiales y culturales de la humanidad, los trabajadores han sido los verdaderos protagonistas del cambio social.

Los regímenes de explotación han utilizado diversos mecanismos para mantener a la clase obrera alejada de la política y la cultura, desde la represión física hasta la manipulación ideológica.

La escuela, los medios de comunicación y las instituciones religiosas han sido herramientas para convencer a los trabajadores de que su papel es secundario. Esta estrategia vuelve a cobrar relevancia con el auge de discursos ultraderechistas que promueven la resignación y la obediencia.

El neofascismo y la ultraderecha han logrado atraer a sectores de la población trabajadora mediante la demagogia y el uso de falsos discursos patrióticos, con el fin exclusivo de acabar con la influencia de las masas en la vida social y ocultar las decadencias del sistema capitalista.

La lucha de la clase obrera por su emancipación es una necesidad histórica para la democracia y el progreso. El apartamiento de los trabajadores de la política solo beneficia a las clases dominantes. Es imperativo que las masas se organicen y participen activamente en la vida política, tomando conciencia de su poder transformador.

Frente al avance del neofascismo y la ultraderecha, la clase obrera debe ser el muro de contención que impida la regresión histórica. La verdadera democracia solo puede ser construida por aquellos que, con su esfuerzo diario, sostienen la economía y la sociedad.

Etiquetas

Artículos Relacionados