La ciencia marca la edad a la que uno deja de ser joven: esto es lo que dice Standford

La ciencia marca la edad a la que uno deja de ser joven: esto es lo que dice Standford

La ciencia marca la edad a la que uno deja de ser joven: esto es lo que dice Standford

A los 78 años somos oficialmente viejos

empus fugit. Esta es una de las expresiones latinas que hemos heredado de los romanos para expresar la fugacidad del momento. Una de tantas, en realidad, porque basta con ponerse El Club de los Poetas Muertos otra vez -esta semana se cumplen 10 años desde que falleció su actor protagonista, Robin Williams-, para escuchar al profesor decirle a sus alumnos: “Carpe… Diem”. 

Una exhortación a aprovechar el momento, no muy lejana de la que en el siglo XV escribía Garcilaso en nuestro idioma sobre la belleza de la juventud: “Coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre”.

Buscar un criterio objetivo

La edad en la que dejamos de ser jóvenes

Evolución de la cantidad de proteínas implicadas en las enfermedades asociadas a la edad. (Nature Medicine/National Libratry of Medicine)Evolución de la cantidad de proteínas implicadas en las enfermedades asociadas a la edad. (Nature Medicine/National Libratry of Medicine)

De este modo, podría decirse que la juventud, a nivel proteico, finaliza a partir de los 34 años. En ese momento, entraríamos en la edad adulta, que se prolongaría hasta los 60 años, momento en el que el envejecimiento daría inicio. Finalmente, a la edad de los 78 años pasaríamos a ser ‘oficialmente’ viejos. Con todo, este criterio no deja de ser un análisis clínico que mediría nuestra edad en relación a las patologías que, precisamente, la edad trae consigo misma.

Por el contrario, la vida y el tiempo de una persona podrían medirse de muchas otras maneras, a nivel social y económico, por ejemplo -no se es adulto hasta que se es independiente-, o incluso a nivel vital o intelectual“La edad solo es un número”, aseguran muchos, que quizá han olvidado, miles de años después, la máxima de Horacio: “Labuntur anni, nec pietas moram rugis et instante senectae afferet indomitaeque morti” (”la virtud no puede demorar ni la proximidad de la vejez llena de arrugas, ni la indomable muerte”)

Pilar Pérez, de 78 años, vive sola en el barrio madrileño de Chamberí. Un desprendimiento de retina le hizo perder la visión hace muchos años y eso redujo su movilidad y sus opciones de ocio. Lejos de resignarse a quedarse sola en casa, acudió a la Fundación Grandes Amigos que, desde 2003, desarrolla programas de acompañamiento afectivo y socialización