Mayra de Peña
Cuando llegamos a este mundo, venimos con un sello de identidad que nos hace únicos e irrepetibles al que llamamos ¨Huella Digital¨. Cuando somos adultos, nos entregan un documento numerado, que en nuestro país llamamos Cédula de Identificación personal, ella nos identifica, nos permite acceder a una serie de servicios, y nos hace responsables ante la sociedad de nuestros actos.
En el mundo espiritual pasa lo mismo…guardando sus distancias; al venir a Cristo y ser sus discípulos, obtenemos un Sello que nos distingue. Este nos habilita para poder ser recipientes de los dones del Espíritu Santo, pero también nos faculta para poder realizar nuestro ministerio aquí en la tierra…¨Id y predicad el evangelio a toda criatura¨.
No es nuestra forma de vestir, hablar o conducirnos lo que nos identifica como cristianos, tampoco la iglesia en que nos congregamos, pues todos estos aspectos, importantes claro, pueden estar cobijados bajo la sombrilla de la apariencia y a Dios no podemos engañar…sencillamente es imposible que Dios sea burlado.
Jesús se refirió en torno a esto en Mateo 7: 22 y 23: ¨Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad¨.
Amigos y hermanos, nuestra cédula de identidad como cristianos es el amor, Jesús dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Lucas.10:27
El amor es la puerta de entrada para que los demás dones del Espíritu puedan hacer nichos en nuestra casa espiritual, el amor de Dios cubre multitud de pecados, y es que cuando lo dejamos entrar en nuestro corazón, todo cambia y estamos debidamente identificados.
El que ama no miente, es fiel, no maltrata, no se cree superior a los que le rodean por su posición social o económica o por alguna cualidad especial, sus ojos tienen una mirada diáfana, se goza del bienestar de sus congéneres, no vive en una competencia desleal; el que ama da sin esperar recompensa terrenal, pues sabe que la misma proviene de Dios, pesada en balanza justa y con plusvalía.
La cédula de Identidad del cristiano esta sellada por el Espíritu Santo y viene con los siguientes servicios: gozo, paz, paciencia, bondad, dominio propio, mansedumbre y además permite mirar la vida y las circunstancias desde una perspectiva de madurez, coronada de sabiduría de Dios.
Muchos dirán que el amor es el gran ausente en este tiempo, pero solo para aquellos que no le han permitido entrar a sus vidas, porque la fuente de ese amor del que hablamos es inagotable, solo tenemos que pedirla a Dios y querer tener al día nuestra cédula de identidad.
