La canícula y el temperamento

La canícula y el temperamento

La canícula y el temperamento

La elevación notable de las temperaturas, de año en año, parece un hecho irreversible durante períodos extendidos de los meses de agosto y septiembre.

Hace algunas décadas se podía oír hablar de la canícula como un lapso que iniciaba con la llegada de agosto y se extendía por todo el mes.

Era entonces enfrentada con exposiciones limitadas al sol y tantas horas como fuera posible a la sombra de los árboles.

Hoy día esto no es posible. Primero, porque las horas caniculares empiezan desde las 10:00 de la mañana, y en segundo lugar, porque las condiciones de la vida han cambiado, en algunos casos de manera dramática.

Ahora la vida es mayoritariamente urbana y en estos entornos las radiaciones solares encuentran muchos elementos de multiplicación, como pueden serlo el asfalto, los vehículos de motor, los edificios y los componentes metálicos en las vías y las viviendas.

Pero la dinámica urbana y los estilos de vida obligan a la gente a exponerse a la actividad permanente y a veces a las muchedumbres.

Las altas temperaturas tienen efectos en la salud física, pero vistas algunas manifestaciones del comportamiento en la población, parece posible inferir que también debe de estar teniéndolas en la salud mental.

Y si esto es así, si la alta ola de calor está teniendo efectos importantes en el carácter y el temperamento de la gente, este es un nuevo desafío, no para explicar o justificar hechos definitivamente abominables que han tenido lugar recientemente, sino para orientar a los propensos al desequilibrio para que encuentren vías de compensación.
Por lo visto este es un aspecto de la realidad que no podemos saltarnos.



El Día

Periódico independiente.

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