Aladino se encontró un buen día una lámpara de la cual, al ser frotada, salía un Genio que convertía en realidad todos los deseos y sueños de su afortunado dueño.
Aquí en Santo Domingo esas capacidades mágicas de la lámpara de Aladino parecen haber recaído sobre la famosa cadena de oro del coronel asesinado, la prenda más codiciada de que he tenido noticia desde Las Mil y Una Noches hasta nuestros días.
Ello así porque es la única forma de entender que dos bandas de delincuentes estuvieran detrás de la susodicha cadena al mismo tiempo, premeditando el crimen durante catorce días y catorce noches.
Pero talvez no fue la historia de Aladino lo que inspiró a la Policía para inventar el cuento que nadie le ha creído, sino las fantásticas películas del Arca Perdida, con Harrison Ford escenificando el personaje de Indiana Jones. ¡Vaya usted a saber!
Por casualidad, en estos instantes el presidente Fernández está en la India explorando posibilidades para la industria del cine. Mi consejo es que aproveche y busque buenos libretistas, porque los de aquí, a juzgar por las inverosímiles piezas producidas por la Policía, son muy malos.