SANTO DOMINGO.-Comúnmente se conocen como campanas, pertenecen al género de plantas denominadas (Brugmansia), y en el argot popular le dicen burundanga.
Esta planta, originaria de Sur y Centroamérica, que abarca dos especies, una de flores blancas y otra de rosadas con similares composiciones, se ha vuelto muy popular en los últimos tiempos, debido al mal uso y daño que provoca en las personas.
Según expertos en el tema, la misma contiene la sustancia escopolamina, que produce efectos alucinógenos, narcóticos y es usada con fines delincuenciales.
“Todas las plantas tienen ese principio nocivo activo -las flores, hojas, raíces, corteza. Sin embargo, lo que más se utiliza son las flores”, explicó Ricardo García, exdirector del Jardín Botánico, quien especificó que la especie fue introducida al país con fines ornamentales y se naturalizó en los bosques húmedos de Jarabacoa, Constanza y Monte Plata.
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El peligro de esta planta es que algunas personas la procesan y extraen de ella un polvo que usan para delinquir, que el organismo absorbe por distintas vías y por cualquiera que sea tiene un efecto terrible, debido a que es un bloqueador de los neurotransmisores.
Eso provoca a quien le den su química que pierda el control de sus acciones, y padezca efectos irreversibles y hasta la muerte.
García insistió que por sus efectos dañinos la especie no debe promoverse siquiera de forma ornamental y quienes la tengan deben orientar sobre el peligro que implica.
Género
Además existen otros géneros, como la datura (Sp), de la misma familia que la burundanga chamico, que son utilizadas con fines medicinales, y florecen casi todo el año en bosques húmedos y nublados.
Igual guarda relación con la planta aromática conocida como “dama de día y puta de noche”.