En un lujoso salón de bodas de Kabul, la celebración estaba en plano apogeo en el mediodía del martes. Podía escucharse la música de baile afgana saliendo del interior de la sala.
Según el responsable del negocio, Shadab Azimi, de 26 años, desde que el Talibán se hizo con el control de Kabul hace dos semanas, han celebrado al menos siete bodas, todas en horario diurno por motivos de seguridad.
El Talibán que durante su gobierno anterior, entre 1996 y 2001, había prohibido la mayor parte de la música, a excepción de las canciones religiosas islámicas, no ha prohibido la música en vivo en esta ocasión, apuntó Azimi.
Pero los cantantes de bodas han cancelado sus actuaciones por su cuenta por temor a incumplir posibles nuevas restricciones talibanes. En las últimas celebraciones, las parejas pusieron música grabada, añadió Azimi, quien aseguró que el negocio ha caído un 80% en las dos ultimas semanas, posiblemente por la sensación de incertidumbre.
Patrullas talibanes visitan el local un par de veces al día, añadió el responsable señalando que le preguntan si necesita ayuda con la seguridad, pero no parecen amenazantes.
Y, al contrario que las fuerzas de seguridad del depuesto gobierno, no le han reclamado sobornos, dijo. “Antiguos funcionarios, incluyendo agentes de policía, nos pedían dineros y nos vimos obligados a invitar a sus amigos a almuerzos y cenas“, contó. Incluso antes de la rápida ofensiva talibán, las celebraciones de boda estaban segregadas y hombres y mujeres festejaban en espacios distintos.