Más que una actividad anual organizada por un grupo religioso, la Batalla de la Fe se ha convertido en una institución gracias a la firmeza y perseverancia de la feligresía evangélica que aprovecha para hacerse sentir y difundir mensajes que resuenen en la población, independientemente de las creencias.
La población evangélica ha ido creciendo de manera consistente en el país y se ha ganado un sitial en las discusiones de temas sociales.
Un símbolo del espacio ganado por esos grupos religiosos lo representa la Batalla de la Fe, que desde el principio ha contado con el liderazgo del pastor Ezequiel Molina.
Ya son 61 años de manera ininterrumpidas que se lleva realizando esa actividad en el Estadio Olímpico, el mayor de los aforos en República Dominicana.
Se ha convertido también en un aforo en el que se unen diferentes denominaciones protestante para hacer sentir con mayor fuerza el mensaje social desde la óptica religiosa.
Es decir, estamos frente a un ejercicio de unidad religiosa que se ha ganado el respeto incluso hasta de los que ideológicamente tienen alguna diferencia.
Se podría no estar de acuerdo con sus planteamientos, pero no se puede negar que los mismos promueven lo que ellos entienden es un bien común.
El pueblo evangélico se ha ganado un espacio social con la Batalla de la Fe, actividad que en sus 61 años ha logrado convertirse en una verdadera institución.