Hay cuatro pilares de la dinámica económica que contribuyen a garantizar y fortalecer una atmósfera de convivencia armónica y social de un conglomerado humano, sobre todo cuando vive en un país con las características de República Dominicana.
Hablamos de la agricultura, la educación, la salud y el servicio de la energía eléctrica. Dos de ellos: la educación y la salud, son servicios que debe garantizar el Estado –y todos los gobiernos que se sucedan en su administración– de manera permanente y sin costo para los ciudadanos.
La educación pública, sobre todo, permea y preocupa de manera muy sensible a importantes sectores de la vida nacional, que involucra a las autoridades del sector, a maestros, estudiantes y academias superiores de formación magisterial.
Una pregunta se abre camino en el transcurso de los días: ¿Habrá cupo en las escuelas públicas para los estudiantes en el próximo año escolar? Las autoridades aseguran que sí. Y que, además, será un año escolar de paz y aprovechamiento, luego de que el presidente Luis Abinader lograra un pacto con los dirigentes de la Asociación Dominicana de Profesores.
Independientemente de que el cupo de todos los estudiantes se pueda garantizar este año, hay que pensar en una solución a corto plazo, debido a que la escasez de aulas seguirá afectando al sector, sobre todo luego de que un funcionario de alto nivel del Ministerio de Educación atribuyera el problema a que no se tomó en cuenta la explosión demográfica de Santo Domingo, Santiago e Higüey, entre otras provincias.
El tema de la explosión demográfica también compete a los tres pilares restantes. En ese orden hay más dominicanos que alimentar, una cantidad mayor de dominicanos que demandan servicios de salud y más hogares del país, que hoy, y a diario, reclaman un mejor servicio de la energía eléctrica. La atención oportuna a esta realidad cimentaría una mejor convivencia social en el país.