La ansiedad pide ser vista

Vive con ansiedad? Millones de personas lo padecen. La ansiedad, más allá de ser solo un síntoma moderno, suele tener raíces profundas en las experiencias de la infancia. A nivel emocional, está estrechamente vinculada a tres heridas principales: abandono, rechazo y humillación o traición.
La herida de abandono se forma cuando el niño siente que no recibe suficiente atención o afecto. Esto genera un miedo persistente a la soledad y una búsqueda constante de compañía.
La herida de rechazo nace cuando el niño percibe que no es aceptado por ser quien es, generando inseguridad, perfeccionismo y miedo al juicio.
La herida de humillación o traición aparece cuando el niño es avergonzado o se rompen promesas importantes, desarrollando desconfianza, necesidad de control y temor al fracaso. Sanar la ansiedad implica más que controlar los síntomas. Desde el coaching de vida, se acompaña al individuo a reconocer su historia, identificar creencias limitantes y cultivar recursos internos de seguridad y autoestima.
Las constelaciones familiares permiten observar dinámicas inconscientes heredadas: lealtades familiares, cargas emocionales que no nos pertenecen o vínculos interrumpidos. Esta mirada revela que muchas ansiedades no son solo nuestras, sino parte de una historia mayor.
Por su parte, el mindfulness ofrece una herramienta práctica: volver al presente. A través de la respiración consciente y la autoobservación sin juicio, podemos reeducar al sistema nervioso y crear espacios internos de calma y presencia. Sanar la ansiedad es un acto profundo de amor: es volver a mirar con compasión al niño que fuimos, abrazarlo desde el adulto que hoy somos, y permitirle, finalmente, sentirse seguro.