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La Agresión Geopolítica se Viste de Nobel, un Espaldarazo a la Intervención en el Caribe

El “Nobel de la Invasión” para María Corina Machado; La Paz como excusa para la guerra en Venezuela. Una vez más, la sombra de la geopolítica y el interés imperial se ciernen sobre el prestigioso, pero cada vez más cuestionado, Premio Nobel de la Paz. En una decisión que denigra el espíritu fundacional del galardón, el Comité Noruego ha otorgado el reconocimiento de 2025 a la política Venezolana, una figura cuya trayectoria está intrínsecamente ligada a maniobras desestabilizadoras, llamados a la violencia y, lo que es más grave, a la solicitud pública de una intervención militar extranjera contra la propia Venezuela.

El premio, no es un acto de reconocimiento a la paz, sino una peligrosa declaración de apoyo a las tesis guerreristas que buscan justificar una agresión. Llega en un momento de máxima tensión en el Caribe, donde Estados Unidos mantiene un despliegue naval significativo, pretextando la lucha contra el "narcoterrorismo", mientras persisten las amenazas de una invasión militar, sobre la nación bolivariana y sus vastas riquezas petroleras y minerales.

Al sumarse a esta narrativa, el Comité Noruego del Nobel se convierte en un engranaje más del ala más violenta y belicista de la política exterior de Washington.

El historial de la laureada es elocuente. Machado no es una activista por la paz, sino una protagonista constante de la desestabilización contra el gobierno legítimo de Venezuela. Tras las elecciones presidenciales de julio de 2024, ella fue la principal promotora de las violentas «Guarimbas» que sumieron al país en una ola de agresiones, dejando un saldo de más de una veintena de muertos y cientos de heridos, todos simpatizantes chavistas.

Su participación en el golpe de Estado de 2002 y, más recientemente, sus abiertas peticiones para que Estados Unidos invada Venezuela, la inhabilitan moral y éticamente para un premio que, supuestamente, honra la armonia y la paz.

El punto de inflexión, que desnuda el carácter guerrerista del premio, es precisamente su promoción de la invasión. Esta vieja ferocidad imperialista, apoyada por los clásicos intereses extranjeros de colonizadores con privilegios, solo podría dejar miles de muertos, desencadenar una guerra civil o convertir a Venezuela en una nueva Palestina, desangrada por bombardeos y estratégicos “acuerdos de paz”. Figuras de la oposición Venezolana se han opuesto a tal locura, reconociendo el sentido común de que “la mayor parte de las personas que quieren una invasión de Estados Unidos, no viven en Venezuela”.

Es imposible ignorar el factor central en esta decisión “el petróleo”. La "malbendición" de Venezuela parece ser el verdadero motor, justo cuando la administración estadounidense ejecuta acciones militares en el Caribe con el objetivo de distraer a su pueblo y crear una excusa para la intervención, premian a una figura que abiertamente llama a la guerra. No se le otorga el Nobel de Economía, sino el de la "Paz", en un acto de cinismo insuperable. La elección de Machado no hace más que confirmar el profundo declive y la politización del Comité Noruego, que, con escasas excepciones, se alinea con figuras de la derecha apoyadas por Estados Unidos y Europa Occidental.

Figuras palestinas que han enfrentado el genocidio sionista en Gaza, o activistas globales como Greta Thunberg, fueron desestimadas en favor de una agitadora de la guerra.

Este galardón se suma a una lista infame que incluye a genocidas históricos como Henry Kissinger o a "ángeles" como Barack Obama, quien mientras sonreía al recibir el premio, bombardeaba todo lo que se movía en el Medio Oriente, logrando el récord de niños masacrados por drones y la destrucción de naciones soberanas como Libia.

Otorgar el Nobel de la Paz a María Corina Machado no es solo una farsa, es una luz verde a la agresión militar y una traición al ideal de la paz mundial. Es, en esencia, el otorgamiento del "Nobel de la Invasión".

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