El Banco Central Europeo amenaza con suspender el financiamiento a las entidades crediticias de Grecia con la esperanza de no verse obligado a hacerlo.
Las elecciones parlamentarias del 25 de enero dependen de si los votantes griegos están dispuestos a aceptar un sucesor condicionado al paquete de rescate internacional del país.
El presidende del BCE, Mario Draghi, ha dejado muy clara su posición: la ausencia de un programa significa que la entidad no garantizará dinero.
Mario Draghi reedita una táctica que el BCE afinó en las instancias irlandesa y chipriota de la crisis de deuda de Europa, en que la perspectiva de una desaparición de los fondos del banco central contribuyó a impulsar a los políticos a la acción.
En un contexto de promesas de reversión de la austeridad que hace el partido Syriza, que encabeza las encuestas, el BCE indica que está dispuesto a retirar 30,000 millones de euros de financiamiento incluso si eso lleva a Grecia a una crisis que termine por hacer que el país abandone la moneda única.
Desde 2010, el BCE ha aceptado deuda gubernamental griega y valores con respaldo del estado como garantía en sus operaciones de refinanciamiento con la condición de que el gobierno cumpla con las medidas de austeridad y las reformas acordadas en sus acuerdos de asistencia internacional.