Al entrar la tarde del sábado pasado, la Procuraduría General de la República había tomado la decisión de presentar la acusación del caso Medusa como una forma de quitarse presión y poner la bola en la cancha de los tribunales.
Todavía hasta el último momento se estaba en proceso de negociación de acuerdos con presonas dispuestas a colaborar con tal de no ser encartados como imputados.
Pero la gran cantidad de empresas y empresarios involucrados hizo que en algún momento se dudara de que la acusación se formularía tal como arrojó la investigación. Los detalles empezarán a salir en las próximas horas, pero los investigadores saben que ahora es que todo comienza y que el camino será largo y tortuoso.
Los encargados de llevar el proceso requieren desde ya más personal porque Medusa no viene solo, hay otros casos en carpeta, como es el relativo a la comida de los reclusos.
Control de las informaciones
La Procuraduría General de la República hizo un gran esfuerzo para evitar se filtraran informaciones antes de que la acusación fuera depositada.
Era tan así que prácticamente solo Miriam Germán, Yeni Berenice y Wilson Camacho tuvieron acceso a la lista de los que finalmente quedaron como imputados.
Incluso hasta después de presentada la acusación, mantuvieron el hermetismo con relación a ese dato hasta tanto la jueza coordinadora de la oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional viera el voluminoso expediente que desde el sábado estaba bajo llave.