Las contestadoras automáticas están en todas partes. No solamente en los bancos, las clínicas y en la mayoría de las oficinas públicas, sino también hasta en los hogares y en los teléfonos celulares.
Resulta difícil tener la suerte de escuchar una voz humana, en carne y hueso, cuando se hace una llamada telefónica.
Deje su mensaje después del tono es la respuesta mas común. Pero abundan otras mucho menos comunes y más sofisticadas y originales, que dejan perplejo a cualquiera. La cosa se complica cuando se trata de grandes organizaciones.
Me cuentan, por ejemplo, que un instituto de salud mental en Los Estados Unidos acaba de instalar una contestadora que recita las siguientes intrucciones:
Gracias por llamar al Instituto de Salud Mental.
Si usted es obsesivo-compulsivo, presione el 1 repetidamente.
Si es una persona muy dependiente, pídale a otra persona que presione el 2 para usted.
Si tiene una personalidad múltiple, presione el 3, el 4, el 5 y el 6.
Si es paranoico, no se preocupe, sabemos quién es usted y qué desea. Permanezca en línea mientras rastreamos su llamada.
Si es maniaco-depresivo, no importa cuál número presione, nadie le va a contestar.
Si sufre de amnesia, presione el 8 y diga su nombre, dirección, número telefónico, fecha de nacimiento, número de cédula y el nombre de su madre.
Si es indeciso, presione cualquier tecla después de la señal. O antes de la señal. O mejor espere la señal. O no le haga caso a la señal.
Si sufre de mala memoria, presione el 9. Si sufre de mala memoria, presione el 9. Si sufre de mala memoria presione el 9. Si sufre de mala memoria presione el 9.
Si padece de baja auto estima, cuelgue. Todo nuestros operadores están demasiado ocupados para hablar con usted.
(Quien, estando sano, llama a esa clínica termina loco).