Cincinnati Reds' Ken Griffey, Jr., points after reaching first base on a fielder's choice against the Florida Marlins in the fifth inning of a baseball game in Miami, Sunday, June 8, 2008. The Marlins won 9-2. (AP Photo/Alan Diaz)
Nueva York.-“El Michael Jordan del béisbol”. Esa fue la frase que Jim Bowden, el gerente general de los Rojos de Cincinnati, empleaba en febrero de 2000 al ilustrar la adquisición de Ken Griffey Jr. para que jugara con el equipo de la ciudad donde creció.
Y en ese momento, ese era el pedestal en el que se encontraba el jardinero tras disputar sus primeras 11 temporadas en las Grandes Ligas con los Marineros de Seattle.
En 10 de esas campañas fue seleccionado al Juego de Estrellas.
Dueño de un fluido y elegante swing desde la izquierda, totalizó 398 jonrones en ese lapso, en el que fue proclamado como el Jugador Más Valioso en 1997 y obtuvo el Guante de Oro en 10 oportunidades en los jardines.
Al aparecer por primera vez en una papeleta para el Salón de la Fama, Griffey tiene grandes posibilidades de batir el récord de respaldo que Tom Seaver estableció al ser elegido en 1992 con un 98,84% (sólo cinco de 430 votantes le negaron el apoyo).
Su exaltación es algo que se da por descontado entre los 32 nombres mencionados en la lista de candidatos, entre los que figuran el exintermedista Luis Castillo y el jardinero Sammy Sosa.
¿Elección unánime? Es lo que más intriga de cara al anuncio de los resultados de la votación. Griffey ha sido señalado en las 141 papeletas que se han difundido.
El año pasado fueron elevados en julio: Pedro Martínez, Randy Johnson, John Smoltz y Craig Biggio. Resultó ser la mayor cantidad de elegidos en un mismo turno desde 1955. El año pasado quedaron cortos del 75, el porcentaje mínimo necesario para ser inmortalizados Barry Bonds, Roger Clemens, Mike Piazza, Jeff Bagwell, Tim Raines y Mike Mussina.
¿McGwire y Sosa no?
Ponerse a juzgar y dictar sentencias en diversos casos sobre lo que alguien hizo o no es un ejercicio pueril. Más allá de eso, Mark McGwire y el dominicano Sammy Sosa no están en el mismo nivel que BarryBonds. McGwire (quien sí confesó el uso de sustancias) tuvo una carrera menguada por lesiones.
Sosa bateó muchísimos jonrones (609 de por vida, 292 entre 1998-2002) y eso es todo, pero con prestaciones poco destacables en defensa, embasado y velocidad.