Jugando al caos

Jugando al caos

Jugando al caos

Claudio Caamaño Vélez

“En la política nada sucede por
accidente; si sucede usted puede apostar a que así se planeó”.
Franklin Roosevelt.

Tenía meses preguntándome ¿Con qué vendría Danilo Medina? Pues ante el descrédito por tanta corrupción, el desgaste natural y la división del PLD, le resultaría imposible retener el poder. Pero una persona como él, y en su situación, no se resignaría a que su hora llegó.
Ya voy viendo hacia donde nos quiere llevar: está jugando al caos.

Puso cuadros políticos en la Junta Central Electoral, encabezados por un autoritario y servil. En las juntas electorales de los municipios, puso cuadros inexpertos y sin carácter. El problema no inició el pasado fin de semana, viene planificándose desde hace tiempo.

Las bombas lacrimógenas contra manifestantes frente a la JCE, fueron tiradas “accidentalmente” por un subalterno del coronel Ricardo Castillo, hermano de Gonzalo Castillo; buscando reacciones para justificar represión y violencia.

Danilo quiere provocar una guerra civil (están todas las condiciones), para salir del país como asilado político, alegar que las acusaciones de corrupción son “persecución política”, y disfrutar en el exilio el dinero que nos ha robado.

Sabe bien que si sale mediante elecciones será enjuiciado. Es mejor en el exilio como “refugiado”, y no en la cárcel como corrupto.

En medio de la violencia se “incendian” oficinas, se “roban” computadoras, en fin, se “pierden” evidencias de los actos de corrupción.

Quizás pensarían que una cosa así solo puede caber en una mente macabra y un corazón podrido… Pero así es Danilo, que hipotecó nuestro país para financiar la maquinaria que le mantiene en el poder, que destruyó su propio partido para eliminar la disidencia, que ha pisoteado la institucionalidad para hacer y deshacer con total impunidad.

Danilo vive entre el amor al poder y el miedo a la cárcel. Poco le importa un baño de sangre con tal de evitar su destino.

Pero la indignación del pueblo no la detiene nadie. Pasará lo que tenga que pasar. Y que sepa Danilo: es mejor ser condenado por corrupción que por crímenes de lesa humanidad.



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