El primer ser humano en correr los 100 metros en menos de 10 segundos, Jim Hines, se despidió el sábado de este mundo, a los 76 años. Su proeza ocurrió el 14 de octubre de 1968 en los Juegos Olímpicos de México: 9.95 segundos.
Hazaña que lo situó en un lugar especial en la historia del atletismo, pero que dio un giro a su vida nada digno de un campeón olímpico y que más bien retrata los contrastes del país más poderoso del planeta, Estados Unidos.
La imagen más icónica que dejó México’68 fue la del podio de los 200 metros, la reivindicación del “black power” o poder negro, protagonizada por Tommie Smith (oro) y John Carlos (bronce), que subieron al cajón sin calzados y medias negras.
Cuando sonó el himno estadounidense, ambos levantaron un puño con guante negro y la mirada en el piso. Todo, para reivindicar la lucha por los derechos civiles, tras el asesinato en abril de Martin Luther King. Lo de Smith y Carlos ocurrió el 16 de octubre.
Jim Hines, que años después reprochó el gesto de Smiht y Carlos -al considerar que los perjudicó a todos y no favoreció a nadie- tuvo en su premiación una protesta más sutil: se negó a recibir su medalla del presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, un estadounidense ultraderechista, racista, antisemita. Otro miembro del COI tuvo que colgar la presea en su pecho.
Hines ganó una segunda medalla de oro, ocupando el tramo final de los relevos 4×100 metros, junto con Charlie Greene, Melvin Pender y Ronnie RaySmith, para un nuevo récord (38.24 segundos).
Cuando Hines se registró en la historia como el primer hombre en batir los 100 metros en 9.95 segundos contaba con 22 años. Fue la última vez que corrió el hectómetro. Incluido en el draft de la NFL, firmó contrato de tres años con los Miami Dolphins, de los que cumplió dos, sin jugar; y un tercero con los Chiefs de Kansas City, con los que tuvo breve participación. Así cerró su carrera deportiva y colocado entre los diez peores jugadores del fútbol americano profesional.
“Cuando volvimos de México, nadie quería saber nada de nosotros”, dijo años después, en referencia a los atletas de color que representaron a su país en México’68, en total 42. “Nadie nos quiso contratar”, agregó.
Recién después de México desvalijaron su apartamento en Houston: robaron su televisor, equipo de música, las joyas de su esposa y las dos medallas olímpicas, que recuperó tras colocar un anuncio en un periódico local.
Conocimos parte de los problemas de Hines por los años 80, a través de un reportaje del periodista español Miguel Vidal (fallecido en 2021 a los 76 años), que viajó medio mundo entrevistando famosos del deporte para el periódico As. La agencia EFE los repartió entre sus abonados y diarios dominicanos publicaron algunos.
Un sheriff que lo mandó detener el Mustang que rentó en el aeropuerto de Austin -cuyo acelerador pisó a fondo por la emoción de escuchar en la radio una canción de Rocío Jurado- lo ayudó a encontrar, no con poco esfuerzo, el hogar de Hines en un pueblito llamado Giddings, donde nadie conocía al laureado atleta.
En el reportaje titulado “Jim Hines, entre la miseria y la soledad”, Vidal relató lo que hasta entonces había ocurrido con su vida, que hasta tuvo que vender las medallas “para poder comer” junto a su esposa.
Todo lo que le quedaba de los Juegos Olímpicos era una foto enmarcada en la pared, que tomó de una revista (se puede encontrar en Internet) y mostraba su técnica, que consistía en buena salida, aceleración a los 60 metros y en la llegada sigue en plena aceleración, cuerpo erecto, mientras sus contendores se tiraban con el pecho sobre la línea de meta. Así ganó la primera final de la historia con ocho negros, en la primera pista de tartán, con cronómetro electrónico, sobre los 2,248 metros de altitud de Ciudad México y viento 0,3 metros por segundo.
En su reportaje, Miguel Vidal relató los gestos de Jim durante la entrevista, “como queriendo abarcar el entorno”. Esta frase motivó que nombráramos nuestra columna de opinión como “Entorno Deportivo”.
Olvidado por el mundo del deporte el resto de su vida, se dice que trabajó en las plataformas petroleras y como empleado municipal en Texas. Un campeón olímpico histórico, olvidado, vuelve a ser noticia mundial con su muerte el sábado 3 de junio de 2023.