Santo Domingo.- El académico y analista internacional Iván Gatón afirmó que la guerra entre Rusia y Ucrania demuestra que el mundo vive «un tiempo de crisis y repercusiones universales», y dijo que ese conflicto está marcado por «la narrativa que vemos y leemos en las redes, con predominio de la propaganda en el debate político».
En ese sentido, Gatón sostuvo que se hace necesario que los principales estados dialoguen y construyan consensos para asegurar la paz en el mundo.
«El escenario geopolítico contemporáneo, representado de manera cruel en la guerra iniciada por Rusia, demuestra la impotencia de las mentes más sensatas ante la vorágine destructora de los prejuicios, el odio y la violencia que se hacen presentes en las redes, con noticias falsas, y discursos de odio», expresó.
Añadió que «este escenario cibergeopolítico no es proclive a la verdad y la libertad, y que esta infocracia ha permeado de manera contundentemente negativa a todo el planeta».
El experto comentó que actualmente hay una era posdigital regida por la geopolítica y que acelera procesos geopolíticos que ya estaban en marcha. Por tanto, «este nuevo periodo geopolítico de anarquía comparativa hace más difícil las relaciones internacionales pacíficas».
«El espacio global que provee el mundo digital es un espacio anárquico, donde la esfera geopolítica se ve afectada por los ejércitos de los troles, personas que en la red se dedican a crear controversias y desinformación con sus comentarios, y por los bots, que son un determinado tipo de software que puede ser maligno o benigno, que se dedican a difundir noticias falsas, discursos de odio para influir en la opinión pública», expuso.
Destacó que, al parecer, «los algoritmos y la inteligencia artificial tomarán el espacio cibernético para las batallas geopolíticas, y de este modo incidir en los procesos sociales, económicos y políticos, desterrando el humanismo que al nacer en el Renacimiento, en el siglo XV, dio esplendor a todo lo humano, abrió las puertas de la razón, que nos muestra una ética que exige la verdad, y esta a su vez nos lleva a que no puede existir la libertad en el sentido estricto del término si las desgracias del prójimo nos son ajenas».