El base del Magic de Orlando C.J. Watson, derecha, trata de frenar a Isaiah Thomas (4), de los Celtics de Boston, el viernes 27 de enero de 2017, en Boston. (AP Foto/Elise Amendola)
Boston.-En la película Big, clásico de ciencia ficción de los años 80, Josh Bashkin (David Moscow) se acerca en la feria a la máquina de Zoltar, inserta una moneda de 25 centavos y pide un deseo.
“Quisiera ser grande”, dice el protagonista. “Su deseo ha sido concedido”, señala en el dorso la tarjeta que se imprime y exhala.
Isaiah Thomas soñó muchas veces con pedir un deseo de estas características. No se trató de crecer en edad, sino de evolucionar en tamaño.
“Quisiera ser grande”, se repetía a sí mismo cada vez que caminaba hacia la casa de sus abuelos para ver los partidos de NBA de domingo frente al televisor.
Desde que era sólo un niño, su carrera siempre estuvo signada por la percepción de terceros.
Su falta de estatura para un deporte que acostumbra a poblar sus reinos de gigantes, lo ubicaron en un puesto de Draft realmente bajo. “Si me anotan puntos, la crítica dice que es por mi tamaño. ‘Es muy pequeño para defender’.
Si lo hacen contra alguien grande, las mismas personas dicen: ‘buen tiro’. A veces es frustrante”, dijo Thomas.
El fanático de la NBA percibe a Thomas como un producto acabado de los Boston Celtics, Isaiah fue un atleta sin brújula que se vio desplazado de los Sacramento Kings para ser reemplazado por Darren Collison, y transferido desde Phoenix Suns tras ser tercer base por detrás de Goran Dragic y Eric Bledsoe.
¿Acaso alguien podía anticipar un futuro All-Star para el pequeño saltamontes de los Celtics? Difícil, pero Danny Ainge tiene estas cosas a la hora de fichar apuestas.
“No puedes contarle a nadie mi historia en las calles porque no creerían que realmente esté pasando”, dijo Thomas a Paul Flannery de SBNation en una entrevista concedida el 5 de abril de 2016.