De un tiempo a esta parte —antes de que ocurriera el desplome del muro del paso a desnivel de la 27 de Febrero con la avenida Máximo Gómez— el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones mantuvo la cortesía de informar a los usuarios sobre el cierre temporal, debido a trabajos de mantenimiento, de varios túneles y pasos a desnivel.

Antes de la tragedia de marras se trataba de trabajos cosméticos, sin ninguna profundidad o inversión importante, ya que como planteaba el Ministerio, ese plan de mantenimiento sólo consistía en el lavado completo del revestimiento de cerámica y el mantenimiento o sustitución de las luminarias.

Además, realizan ocasionalmente un barrido completo de cierta zona afectada, y que otras veces incluye una supervisión eléctrica.

La realidad es que todos los túneles y pasos a desnivel hace tiempo que presentan hoyos en el asfalto, hundimientos en la vía, tramos con desgaste por la intensa circulación de los vehículos. En resumen, presentan un estado que demanda una intervención profunda, asfaltado total, sin bacheos, cambios de tuberías de los desagües, para no hacer la lista de males muy extensa.

Se trata de obras de uso intensivo, con tráfico de vehículos de manera permanente desde el alba hasta cerca de la media noche, y que por tanto, requieren mayor atención por parte de las autoridades.

Si la situación demanda trabajar en un presupuesto de intervención profunda, hay que hacerlo.

Y tomar en cuenta que lo que sucedió en el paso a desnivel de la 27 de febrero no sólo se trató de una lamentable tragedia. También hay que ver ese caso como una advertencia.

El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones tiene que pasar de la etapa de trabajos cosméticos a un verdadero y agresivo plan de mantenimiento preventivo y profundo de los túneles y los pasos a desnivel. Y cuanto antes mejor.