Inundaciones y la falta de planificación en canalización de ríos

Inundaciones y la falta de planificación en canalización de ríos

Inundaciones y la falta de planificación en canalización de ríos

Ing. Teodoro Tejada, expresidente del Codia.

*Por Teodoro Tejada

La falta de planificación en la canalización de ríos, mantenimiento rutinario, la deforestación en las cuencas hidrográficas, las convierten en “lavamanos” cuando se presentan temporadas ciclónicas que se produce en las épocas extemporáneas de lluvias provocando que las aguas se concentren rápidamente en el curso principal de las crecidas provocando grandes inundaciones.

El mal manejo de los incendios forestales, realizando cortes inadecuados en los arboles incendiados, los cuales deben ser conservados porque sus raíces, siguen vivas por largos años haciendo la función de infiltraciones al subsuelo de las precipitaciones caída, que van hasta el lecho fluvial de los ríos; donde los cauces de los mismos son afectados por los sedimentos de las cenizas que provocan los fuegos.

La agencia de prensa EFE, en una publicación divulgada desde los Estados Unidos en fecha 9 de abril 2021, dio a conocer que la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. (con sus siglas en inglés (NOAA), donde informa de lo activa que será la próxima Temporada Ciclónica de huracanes en el Atlántico, que inicia formalmente el 1ro de junio del año en curso, donde por primera vez, se reflejará un nuevo promedio de actividad ciclónica en esta cuenca. Donde se determinó que, el promedio actualizado de una temporada de huracanes en el Atlántico, en base al periodo de 30 años desde los años 1991 al 2020, presentó un aumentó hasta 14 tormentas con nombre y siete huracanes. Destacándose que anteriormente ese promedio de actividad, basamentada en los registros acumulados entre los años 1981 y 2010, el cual fue de 12 tormentas con nombre y seis huracanes.

El informe del índice de Riesgo Climático Global del 2021, presentado por la organización no gubernamental Independiente Germanwatch, con sede en Bonn (Alemania). La misma analiza y presenta los costos humanos y económicos directos de los fenómenos extremos en 180 países del mundo.

En esta entrega, dice que, los países más afectados en las dos últimas décadas son Puerto Rico, Myanmar y Haití, que han sufrido las consecuencias de 161 eventos meteorológicos extremos, algunos de ellos muy devastadores: el huracán María (2017) en Puerto Rico; los huracanes Jeanne (2004) y Sandy (2012) en Haití y el ciclón Nargis en Myanmar (2008).

Estos datos nos indican que si en el país, el gobierno no se aboca a verdaderas acciones de políticas públicas medioambientales reforestación, conservación de las cuencas hidrográficas, dragado, limpieza, canalización y encausamiento de los ríos, cada día los daños por inundaciones serán mayores.

El informe del índice de Riesgo Climático Global del 2016, ubicó a la República Dominicana entre los diez países más vulnerables a los impactos que se asocian al cambio climático, lo que indica el grado de vulnerabilidad a los fenómenos naturales extremos.

En los meses de octubre y noviembre del 2016, se produjeron intensas lluvias en todo el país, principalmente en 15 provincias, lo que llevo al expresidente Danilo medina a emitir 5 decretos de emergencia, al parecer por no tener las informaciones reales a tiempo, los números de estos decretos son: 340-16, del 11 nov. 2016, 341-16, del 14 nov. 2016, 342-16, del 14 nov. 2016, 344-16, del 18 nov. 2016 y 346-16, del 24 nov. 2016. Demostrando la falta de planificación de su gobierno, que lo obligó a solicitar al Congreso Nacional una ley de emergencia, la Ley No. 692-16, promulgada el 9 de diciembre 2016, la que autorizó al expresidente de la República a declarar en Estado de Emergencia, previsto en el artículo 265 de la Constitución.

Es importante señalar, no entender para que fueron los decretos de emergencia y la ley 695–6, cuando fue a mediado de marzo del 2017 que se inician algunos de esos proyectos, el exministro Obras Publicas, Gonzalo Castillo informo a la prensa, el lunes 8 del mes de abril del referido año, que las lluvias de octubre y noviembre de 2016 dejaron perdidas por RD$20,000 Millones de pesos y que, de 587 obras, habían más de cien ejecutadas. Lo mismo aconteció, la noche del jueves 15 de marzo del 2018, en la ciudad de Puerto Plata durante tres horas de precipitaciones se produjeron grandes inundaciones que, afectaron tres hospitales, el Gregorio Luperón en Montellano, el Centro de Salud primaria de San Marcos, Sabaneta de Yásica y el Docente Ricardo Limardo, algunos de los cuales estuvieron momentáneamente fuera de servicio, varios vehículos arrastrados y puentes derribados.

La zona altamente turística de la Provincia de Puerto Plata y varias de sus comunidades, siguen recibiendo estos embates de las inundaciones, como lo muestra la publicación del Matutino El Día de fecha 5 de abril, del periodista Antonio Heredia titulada “Lluvias desbordan principales afluentes de Puerto Plata; varias poblaciones incomunicadas”, esta información señala “Lluvias desbordan principales afluentes de Puerto Plata; varias poblaciones incomunicadas”, lo que reafirma la inercia en ese sentido, por parte del Ministerio de Medio Ambiente y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos(INDRHI).

Otro ejemplo de que no se ha producido ningún cambio actualmente en materia medioambiental, lo constituye la información publicada en el Matutino el Día de fecha 6 abril 2021, por la Periodista Johanna García, Titulada: “Al menos 21 comunidades incomunicadas por lluvias; COE aumenta a 21 las provincias en alerta”

El pasado sábado 9 del cursante mes de abril, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), reportó que el viernes 8, debido a las fuertes lluvias registradas, 33 comunidades quedaron aisladas, tres carreteras afectadas, siete viviendas anegadas, cinco puentes destruidos, y 27 acueductos fuera de servicio. En este informe el COE, afirmó que debido a los fuertes aguaceros siete acueductos estaban fuera de servicio total, lo que afectó 68,229 usuarios.

Entendemos que, si nos planificamos, con políticas de alerta temprana y un buen programa de mantenimientos de infraestructuras viales, es más fácil mitigar los efectos posteriores y reconstruir los dañados ocasionados.



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