El cambiario es uno de los mercados más puros, donde funciona con mayor rigor la ley de la oferta y la demanda y en la que se ve con más claridad el efecto de la intervención externa en los mercados.
Si hay muchos dólares disponibles, el valor del peso se aprecia; pero si el dólar empieza a escasear, de inmediato el valor del peso se reduce. Eso ocurre casi de manera instantánea.
De ahí la importancia de una buena reserva internacional, pues el Banco Central puede tener una intervención en el valor del peso con una intervención pura del mercado.
Lo ideal es que esas intervenciones no fueran necesarias, que el valor del peso reflejara de manera cabal la capacidad que tiene nuestra economía de producir dólares.
Otro elemento que se reflejaría de manera inmediata en el mercado cambiario sería dejar de manera opcional el uso de la intermediación para la adquisición de los dólares.
Esto permitiría que productores de dólares y consumidores de dólares puedan negociar de manera directa. Esa diferencia a la baja puede reflejarse en los precios, pues se necesitarían menos pesos para comprar los mismos bienes y servicios.
Claro que esta idea no le caerá bien a los intermediarios cambiarios, pero en los últimos años esos agentes han sido exitosos en muchas otras formas de hacer negocios financieros y están ganando dinero por montones.