El Coeficiente Intelectual (CI – en inglés IQ) es una puntuación, de aceptación universal, que resulta de la aplicación de una serie de pruebas para determinar en la relatividad de una escala la inteligencia.
En la medida en que diferentes naciones han ido avanzando en su desarrollo, por igual ha ido avanzando el CI colectivo, fenómeno que se conoce como el efecto Flynn. Este avance en la inteligencia se atribuye a los crecientes niveles de calidad de vida, educación, ingreso y salubridad que se logran a medida que un país va avanzando en su desarrollo a lo largo del tiempo.
Recientemente la publicación Newsweek ha dado a conocer una nueva investigación que ofrece otro paradigma en el cual se le atribuye la inteligencia a las tasas de enfermedades infectocontagiosas que prevalecen en cada país. Esto se debe a que el cerebro es el órgano que más energía gasta, al punto que se le atribuye a un infante que su cerebro consume el 90% de su energía del recién nacido.
Además de la energía que requiere el cuerpo en su crecimiento hay que considerar las energías que tienen que desviarse hacia el sistema inmunológico en el combate infeccioso y entre todos los parásitos que afectan al infante el más nocivo es la diarrea.
Todo lo anterior viene al caso por los múltiples casos de dengue registrados en el país y las docenas de niños muertos y seriamente afectados, amén de los cientos de miles afectados que pudieron encontrar algún tipo de cura.
El dengue, producto de la insalubridad de aguas estancadas y cúmulo de basura, se constituyen en un peligro a la estabilidad nacional, no tan solo por sus efectos horrorosos sobre la población, y en especial la infantil, sino porque en ella algunos encontrarán las posibles raíces de la falta colectiva de inteligencia que tan seriamente amenaza nuestro futuro como nación.