Silem Kirsi Santana
Las empresas exitosas se distinguen del resto por implementar, de manera recurrente, diversas estrategias que promueven el desarrollo organizacional y, además, por fomentar a diario una cultura sana.
Su secreto se fundamenta en lograr que cada unidad de trabajo sienta pasión por la actividad que realiza y generan entusiasmo al motivar a sus colaboradores a través de actividades que impulsan la integración genuina.
Un factor que juega un papel preponderante en este entorno laboral descrito previamente es el empeño que las entidades ponen desde el momento en que el empleado pasa a formar parte de la empresa; se trata de establecer con claridad las directrices que este debe seguir para hacer más dinámico y ameno su proceso de integración.
Esto implica, abordar los aspectos más esenciales sobre la organización, como explicar el marco estratégico, desglosar los objetivos institucionales, exponer la relevancia de las tareas que a futuro realizará en su nuevo puesto, desmenuzar el impacto que tiene su desempeño en el logro de los objetivos, resaltar el valor que tiene para la entidad cada una de las áreas de toda la organización.
Todos estos aspectos deben ser abordados en la Inducción, pero, además, se debe procurar, de manera dinámica y un tanto divertida, garantizar que el colaborador haya captado todo lo relacionado a su nuevo entorno laboral. Y una forma de hacerlo es dando seguimiento a través de encuestas internas para identificar qué tanto conoce el colaborador sobre la organización.
Otro ejercicio consiste en realizar actividades en las que el foco sea distinguir el nivel de compromiso que manifiestan los empleados a lo interno de la organización.
Existen diversas maneras que permiten a las empresas medir el nivel de entrega y dedicación de sus recursos humanos. Es importante que, como parte esencial del negocio, los mismos muestren respeto y admiración hacia la empresa, lo que permitirá que velen por los intereses de la organización como si de su propio negocio se tratara.
