Definitivamente, las autoridades, en especial los dirigentes federativos continúan haciéndose los “chivos locos”, sin asumir ningún tipo de responsabilidad, con el objetivo de mejorar las paupérrimas y miserable condiciones de vida en que se desenvuelve la mayoría de los atletas, incluso integrantes de los seleccionados nacionales.

Ese es un afrenta que ha quedado plasmada en reportes de prensa realizados en donde residen estos titanes, que solo escuchan de quienes deben protegerlos, que “son héroes nacionales”, solo cuando se destacan en competencias internacionales.

El último ejemplo, es el destartalado y desvencijado rancho donde reside la medallista de salto largo, Merysabel Senyú, en el barrio Cumajón en Villa Progreso, La Romana.

Ningún dirigente ni autoridad deportiva jamás se ha acercado a esa humilde familia para por lo menos, mejorar la precaria condiciones de vida de ella y su familia. Una barbaridad.

Es la penosa realidad en la que se desenvuelve la casi totalidad de los seleccionados nacionales, mientras los federados manejan a su libre albedrío, millones de pesos que sin “mancar”, todos los meses les proporciona el Estado/

Esta anómala situación se viene dando desde hace décadas, aunque en los últimos años se ha hecho más patética.
Solo hay que recordar la dolorosas condiciones económica en las que se desenvolvía con su familia, la hoy sobresaliente corredora Marileidy Paulino, antes de convertirse en atleta de nivel mundialista.

Atletas de otras disciplinas como los boxeadores y levantadores de pesas, principales aportadores de medallas en eventos internacionales, por sus orígenes sociales, son otros que están a su suerte, sin ninguna protección.
La verdad monda y lironda es que, así no se puede seguir ni creer que se logrará el desarrollo integral del deporte nacional, con las innúmeras precariedades de sus protagonistas.

Así no se puede continuar, hay que ponerle un coto a esas deplorables condiciones.
RADARES.- Excelente demostración ofreció el pasado sábado el boxeador dominicano, nativo de Los Minas, Elvin Rodríquez, quien derrotó por la vía rápida en el octavo asalto al ucraniano Viktor Postol.