La música activa mas áreas cerebrales que cualquier otra actividad del individuo, por lo que, activa la química cerebral.
En estudios científicos se ha descubierto que la música fortalece el aprendizaje y la memoria sobre todo en los niños, mejora las capacidades motoras y de razonamiento, actúa sobre las emociones y permite la evocación de recuerdos, provocando la actividad de sustancias químicas que pueden producir cambios en el estado de ánimo.
La buena música ayuda a mejorar el estrés, la ansiedad, la angustia y la depresión demostrado por varios estudios científicos en los que tomaron 1,500 pacientes.
El resultado fue que la escucha de cierto tipo de música redujo la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y la ansiedad en todos ellos.
En niños y jóvenes, ayuda a conformar aspectos relacionados con la identidad personal, fomenta la creatividad e impulsa el desarrollo de habilidades sociales; por tanto, la música en todo ser humano influye en el comportamiento y de cierto modo, orienta sus acciones.
Tanto en el adulto como en el niño y joven, la imaginación viaja a través de la música y vive experiencias a través de la música.
Lo que lleva a que si estos escuchan cierto tipo de música no adecuada para ellos, les puede generar angustia y producir un impacto negativo en su desarrollo cognitivo, daño que afecta su desarrollo psicoemocional produciendo trastornos en la autoestima, incidencias en la consumo de sustancias como alcohol y drogas no legales y provocar trastornos emocionales y hasta depresión.