Durante mucho tiempo casi todos soñábamos con llegar a ser peloteros profesionales y veíamos en Alex Rodríguez, Sammy Sosa, Neifi Pérez, Many Ramírez, Pedro Martínez y todos esos jugadores que calificábamos como caballos, el ejemplo a seguir por su grandeza en el terreno de juego.
Hoy, todavía nuestro país tiene a muchos niños y adolescentes que persiguen ese sueño. Unos lo alcanzarán, se convertirán en peloteros profesionales, escalarán, algunos llegarán a las Grandes Ligas y otros se quedarán en el camino sin conseguir ninguno de esos niveles, como ha pasado siempre.
Pero qué sucede, ya la pelota no es la única ilusión para muchos jóvenes dominicanos, como tampoco lo es una carrera universitaria. Hay otros mercados muy codiciados y que están atrayendo a muchísimas personas de todas las edades, como son la música urbana y las plataformas digitales, que tienen a una gran cantidad de personas haciendo cualquier cosa por ganar notoriedad, por un “like” o por un “view”.
Y ¿por qué se ha vuelto esto tan atractivo? Estas herramientas tecnológicas han abierto muchas oportunidades, y de hecho, han servido para descubrir talentos, han convertido a muchos en figuras destacadas y volviendo a gente rica.
En el caso de los exponentes de música urbana y de los “influencer”, estos tienen un poder importante, y por eso cuentan con miles de seguidores, algunos capaces de hacer cualquier cosa por ese a quien a veces idolatran.
Esos que influyen en sus seguidores deberían ser cuidadosos con lo que dicen y hacen, porque son un espejo. Aprovechen ese poder para ser multiplicadores de cosas positivas. Siembren un bien en sus seguidores.