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Inflexión y apuesta

Es común la expresión “punto de inflexión”, el torcimiento o abolladura de algo que estaba derecho o aplanado o -referido a la música- el cambio de voz, quebrándola, para cambiar de tono.

En sentido figurado, ilustra cuándo algún proceso o sistema padece algo que puede producir enormes cambios. Creo que la presidencia de Abinader está en su momento más delicado, por la tasa de cambio, el fracaso de las EDE y las denuncias de corrupción, como el caso de Senasa.

Son temas muy emocionales difíciles de defender por el Gobierno y fáciles de atacar por la oposición.

Además, el empoderamiento mal digerido desquicia a subalternos que hacen poco caso a Luis, aparte de los afanes por la sucesión.

Sin embargo, sin exculpar a las autoridades que pudieran hacerlo mucho mejor para ahorrarle al país estas y otras crispaciones, mantengo mi justificada esperanza de que los tres años siguientes podrían ser los mejores de esta administración.

El decreto de emergencia del SENI, aparte de las razones que cita el Poder Ejecutivo, es tremenda paradoja: si las EDE cobraran regularmente toda la luz consumida por clientes, en vez de sangrar al Erario con subsidios, la oposición también gritaría politizando este debate eléctrico.

En lo de Senasa, distinto a los robos y fraudes en la extinta CDEEE del gobierno anterior, es el propio presidente -en el poder- quien ha enviado el expediente a la Justicia, tras haber ordenado antes la pertinente investigación.

El juzgamiento de las graves irregularidades detectadas quizás provoque una mejoría de la seguridad social. En cuanto a la estabilidad del peso, el Gobierno luce entender que el odioso control cambiario es de obligada y breve provisionalidad, para no dañar el clima de inversión, las exportaciones y el turismo ni la confianza en el continuado crecimiento económico.

En fin, en este auténtico punto de inflexión el Gobierno debe enderezar el rumbo para facilitar la creación de riquezas o padecer la jettatura perredeísta de gastarlo casi todo en subsidios hasta ser sacado del poder por los propios votantes subsidiados.

La decisión correcta luce lógica y posible. Por eso hoy apuesto por Abinader y ruego a Dios que merezca esa confianza.

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José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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