Nuestro país afronta lo que los expertos suelen denominar como “una presión inflacionaria provocada por factores externos”.
Estamos viendo una de las aristas de una economía globalizada en la que no se puede obviar lo que ocurre en otros lados del mundo.
En República Dominicana, desde la década de los ochenta, ese empezó a delinear una economía de apertura, sustentada en una fluida relación con el extranjero.
La pandemia del covid-19 nos mostró qué tanto depende la economía dominicana de factores externos, por lo tanto, ya se entiende como la inflación generada por crisis logística internacional o la guerra en Ucrania llegan a la mesa de los dominicanos.
Pero así como lleva la inflación a la mesa, pone dinero en los bolsillos al expandir la capacidad de compras.
Un fenómeno difícil de entender es cómo la crisis económica global no ha reducido el nivel de empleo y que, por el contrario, se han registrado importantes aumentos a los salarios mínimos nacionales y sectorizados.
También que podamos exhibir reservas internacionales históricas. En el último informe del Banco Central las reservas internacionales superaban los 14.4 mil millones de dólares. Para que tengamos una idea de lo que estamos hablando basta con recordar que en 2012 esa cifra era de apenas 3.2 mil millones de dólares.
¿Qué nos dice esa cifra?
Que estamos en condiciones de mantener la estabilidad económica a pesar de esos factores externos adversos. Las reservas, por ejemplo, nos permiten mantener estable la tasa de cambio o garantizar que no haya escasez de alimentos, bienes y servicios por falta de divisas.
También le dice a los mercados internacionales que República Dominicana no tiene problemas para atender sus compromisos de deuda, que es un país confiable.
Con el panorama actual tenemos garantía de estabilidad
Ahora bien, estamos en el momento adecuado para rescatar a la producción de materia prima local necesaria para suplir al turismo, satisfacer el consumo local, exportar menos y así tener que depender menos de potenciales usos de las reservas.
Esta campaña nos encuentra en momento de “presión inflacionaria” y de “estabilidad económica”. Terreno fértil para oposición y oficialismo.