Cuando era un partido de cuadros y amparado bajo el temor de la disciplina, el Partido de la Liberación Dominicana se había convertido en una logia que despertaba total admiración, hasta que vino la masificación a partir de 1994, con los resultados ahora conocidos.
Entre los propios peledeístas existe el mea culpa de que ese proceso permitido sin control ha sido una de las causas que hoy el PLD no pueda aplicar las normas que regían cuando la entidad era un grupito de más de 3 mil miembros.
Lo mismo ocurre con los partidos Reformista Social Cristiano y Revolucionario Moderno, donde hay poca disciplina y orden.
