Indignante Congreso Nacional
Indignante y vergonzoso, es el “barrilito” o “cofrecito” que reciben los insolidarios congresistas dominicanos. Dinero extra para sus bolsillos por calentar curules en un Congreso que como el Poder Judicial clama a gritos ser fumigado y saneado. O en su defecto, disuelto para renacer renovado.
Continuamos en una especie de nefasta herencia balaguerista. Ese afán de los políticos del patio de regalar “muñecas y bicicletas”, “canastas navideñas”, habichuelas con dulce y ahora electrodomésticos, en fin fomentar ese clientelismo de pacotilla que no nos ayuda como nación, sino todo lo contrario.
Pero ¿quién les da el barrilito?, ¿ su lujoso sueldo más viáticos y dietas no les da para vivir en un país en que muchos dominicanos aún viven con diez mil pesos mensuales? El “barrilito” o “cofrecito” es otra burla más en la cara al pueblo dominicano, una sociedad que prefiere callar en vez de rebelarse de una vez por todas contra un sistema podrido. No pierden los congresistas ni un minuto en pensar en paliar necesidades reales del país.
En ese sentido, con los escandalosos despilfarros de millones de pesos en “habichuelas con dulce ” y luego en regalar ,según ellos, “electrodomésticos a las madres necesitadas”, han tenido la cara dura a través de los medios de comunicación, donde algunos se sacan otros sueldos jactándose de comunicadores, de justificar penosamente por activa y por pasiva estos desmanes bajo argumentos manidos, cargados de un populismo y clientelismo patético y degradante.
Se adueñan del erario público que todos pagamos, pero es una corrupción permitida, consentida y continuamos en silencio.
El Congreso Nacional llena de vergüenza a la sociedad pero también de admiración, donde comprobamos que sólo basta con adherirse a un partido, regalar millones a una comunidad, o mudarse de un partido a otro siendo tránsfugas declarados, aprobar préstamos sin miramientos y luego serás debidamente compensado.
El Ejecutivo de este país tampoco dice nada contra este robo público. Otro asunto que eriza la piel es que muchos de estos flamantes congresistas ni leen los proyectos de ley que aprueban, no son profesionales, algunos no saben ni escribir ni leer correctamente, otros están sentados ahí por heredar ese curul y algunos están con asuntos judiciales pendientes.
Lo penoso es que como adolecemos de una verdadera justicia que en otras sociedades los llamaría a capítulo sólo por el hecho de recibir “sobresueldos de millones” para que justifiquen y declaren de dónde procede ese dinero, nosotros seguiremos en las mismas.
Sólo el año pasado el Congreso gastó RD$654.1 millones en “ayudas sociales”. Ayudas a organizaciones que muchas veces son revertidas en ellos mismos, es decir más robo. ¿Qué podemos esperar de este Congreso? Nada.
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