- Publicidad -

- Publicidad -

Inconsecuencia

Aunque la inconsecuencia está pobremente definida por el Diccionario como la falta de consecuencia en lo que se hace o dice, prefiero resaltar que —como en inglés “inconsequential”— la voz se refiere a la nulidad o falta de efectos o cumplimiento de las palabras u obligaciones.

Esa carencia de conexión o lógica entre las expresiones o acciones y la expectativa de lo esperado, es una incoherencia. En política es un corolario común.

Mi divagación surgió al conversar con un amigo sobre la abundancia de rolones collarines que, como ha ocurrido recientemente desde Texas hasta Guyana, pasando por las Antillas, ha convertido a esas tórtolas blancas en una plaga invasora.

Varias veces he referido mi afición a la observación de aves. Como hijo de cazador, desde niño disfrutaba identificando a los pájaros por su canto o su vuelo.

Balaguer, cuyas virtudes lucen cada día más propias de un integrante del Olimpo político universal, refirió en un discurso que en una época de gran pobreza los capitaleños debieron comerse hasta las rolitas casi mansas que hoy abundan.

Buenaventura Báez, para quien la sabana donde está hoy el Parque Independencia era un coto de caza de palomas, se burlaba de Meriño citando que cuando muchacho andaba descalzo o en chancletas vendiendo palomas por las calles, antes del esplendor que logró por sus viriles méritos eclesiales y políticos.

Las maromas del poder, la inconsecuencia de la palabra de muchos políticos y la belleza del vuelo de los rolones me han ayudado a llegar a empujones al punto final de esta columna de hoy, tan inconsecuente…

Etiquetas

José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

Artículos Relacionados

Reciedumbre moral

¿Cuál es peor?

Inflexión y apuesta