El Cambio Climático es una realidad.
Y… Ahora. Qué opinarán los no creyentes.
Al celebrarse hoy 5 de junio el Día Internacional del Medioambiente, es oportuno recordar los miles de incendios que se produjeron allí entre el 2018-2019, que ocasionaron la devastación de más de 10,000 km2 de la Selva Amazónica, considerada el “Pulmón del Mundo” por la cantidad de especies animales y vegetales que existen en su territorio.
Esa gran cantidad de incendios, ocasionados por las actividades agrícolas, ganaderas, forestales, extracción de minerales y construcción de obras de infraestructuras, así como las elevadas temperaturas producidas por el calentamiento global y sus efectos al cambio climático, evidentemente que incidirán de manera negativa en las condiciones ecológicas del planeta.
Es la conclusión a la que puede llegarse, al estudiar y observar con detenimiento, el número de incendios detectados, la voracidad de las llamas, las temperaturas locales registradas, y la cantidad de hectáreas devastadas, cuyos impactos dejarán una huella negativa en los suelos, las aguas, la flora, la fauna, y el aire del Brasil y otros países limítrofes, como Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana y Surinam.
Por sus condiciones climáticas, la Amazonía corresponde a un Bosque Tropical Lluvioso con temperaturas promedio de 33°C, pluviometría anual mayor 2,400 mm y humedad promedio igual a 55%. Como Bosque Tropical Lluvioso, tiene una diversidad de árboles de gran desarrollo, plantas epífitas y numerosas enredaderas que enlazan las ramas de las copas, donde grandes cantidades de especies animales tienen sus habitats.
La diversidad biológica, compuesta por una gran variedad de especies endémicas, es muy rica y alberga además 2.5 millones de especies de insectos, 1,500 especies de aves, 2,500 especies de peces, 550 especies de reptiles y 500 especies de mamíferos.
Existe una variedad de suelos bien caracterizados en sus condiciones físicas, químicas y biológicas, regadas por las aguas del río Amazonas, el más caudaloso y largo de la tierra que nace en el Perú y luego tras recorrer 7 mil kilómetros desemboca en el mar caribe.
En los últimos 5 años el mundo ha venido observando con asombro, la frecuencia de incendios en toda la faz del planeta, en países y regiones donde la temperatura se ha disparado de forma inusitada, alcanzando valores extremos en el Medio Oriente, de manera especial en Kuwait, Dubai, Arabia Saudita e Irán, con valores superiores a los 50°C.
En Europa, donde países como España, Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Italia y Grecia , se han registrado temperaturas de más de 40°C, lo que ha venido creando olas de calor que han ocasionado la muerte de más de 50,000 personas como sucedió en el año 2017.
Estados Unidos, donde en los últimos años se han disparado los valores de la temperatura en el Estado de California, produciendo incendios que destruyen miles de hectáreas de bosques, eliminación de la diversidad biológica y destrucción de edificaciones, que en conjunto ocasionan pérdidas millonarias que están pesando sobre la economía de dicho Estado.
Pero a este caso especial, hay que agregar los incendios que actualmente se están produciendo en la India, China, La Siberia, Argentina, Islas Canarias, Indonesia, el Congo Belga y los que están ocasionando la catástrofe de la Amazonía que alberga la más rica diversidad biológica del planeta.
Mientras esta región del Brasil se consume por la voracidad de los más de 70 mil focos de incendio detectados en el transcurso de ocho meses, se ha producido un debate entre los sectores políticos que durante las últimas décadas han gobernado ese país acerca de la responsabilidad de estos siniestros.
Las pasiones que han existido siempre entre estas fuerzas políticas, resultado de posiciones ideológicas irreconciliables históricamente, han motivado acusaciones diferentes acerca del origen y causas de estos hechos, a tal punto que el gobierno de Jair Bolsonaro acusa a los gobiernos del Partido de los Trabajadores del Brasil que lo han precedido, de ser los responsables de la situación, debido a la política clientelista, permitiendo la ampliación de la frontera agrícola para el desarrollo de proyectos para cultivos de soya, la caña y la producción de madera y leña.
Y como respuesta a estas acusaciones, exfuncionarios del P.T.B. responsabilizan al gobierno actual de propiciar el avance de la frontera urbana, para la explotación minera, implementación de proyectos ganaderos, industriales, construcción de casas de lujo y obras de infraestructura, que están ocasionando la eliminación de extensas áreas de la cobertura boscosa, tumba de árboles y quema de restos vegetales.
Sin desmeritar las posiciones asumidas localmente sobre el origen y causas de los incendios, la realidad es que los mismos, se han convertido en focos de contaminación del espacio aéreo, y al mismo tiempo, agentes de estímulo al calentamiento global, por lo que para identificar responsabilidades hay que considerar tres causas principales, como son: El avance de la frontera agrícola, el avance de la frontera urbana y el calentamiento global responsable del cambio climático.
El avance de la Frontera Agrícola: Por medio de la cual se ha impulsado la implementación de proyectos agrícolas para el cultivo de soya y caña de azúcar, los cuales ameritan labores de deforestación y la quema de árboles como primera etapa para la preparación de los suelos y la siembra de los cultivos.
El avance de la Frontera Urbana: Mediante la cual se permite el uso de los suelos para el desarrollo de proyectos ganaderos, la construcción de vivienda de lujo, construcción de autovías, carreteras, líneas férreas y otras obras de infraestructuras como Presas y Canales de riego.
Calentamiento Global: Como resultado del calentamiento global y sus efectos al cambio climático se están produciendo altas temperaturas en el medioambiente, resultado de las emisiones de gases tóxicos, llamados gases de invernadero que emiten las industrias, las plantas eléctricas y los vehículos de motor.
Las consecuencias de las elevadas temperaturas que están produciendo los incendios en la Amazonía, se van a reflejar en el clima, de manera especial en las zonas y áreas húmedas con serias repercusiones en los microclimas, ecosistemas y el equilibrio ecológico.
En efecto, por la complejidad de la situación se hace una selección de las mismas, como son las siguientes: Deforestación, aumento de la temperatura local, ampliación del proceso desertificación, modificación del equilibrio ecológico, eliminación de la diversidad biológica, erosión de los suelos, desaparición de habitats, aumento de la sequía, movimiento de especies animales y vegetales, degradación de ecosistemas, disminución de la producción de oxígenos, disminución de la fijación de carbono y contribución al calentamiento global.
La vastedad de la superficie, las condiciones de su clima, y la exuberancia han sido determinantes para que la Amazonía se haya constituido en la actualidad en la zona más importante del planeta en sentido ecológico, donde existe una diversidad biológica y ecosistemas que son el refugio y habitats de especies animales y vegetales de gran interés científico, comercial, medicinal, cultural y una vegetación capaz de suplir el 20% del oxígeno del mundo, con tener la quinta parte de la reserva de agua del planeta, la más rica diversidad biológica, la más vasta zona húmeda que cubre el 40% del planeta y un sistema hidrográfico considerado el más importante del mundo, que incluye el Río Amazona, y miles de corrientes secundarias y terciarias.
De ahí, el merecido calificativo de Pulmón del Mundo, el cual hay que proteger implementando políticas y acciones para conservar el medio ambiente y los recursos naturales, lo cual debe hacerse con el apoyo de toda la humanidad y el consenso de todos los sectores comprometidos con el bienestar y la supervivencia de las especies animales y vegetales.
Las medidas que deben contemplarse ante los problemas que han producido los incendios, son de carácter local e internacional.
Al nivel local: Detener el proceso de destrucción del bosque mediante la implementación de planes, programas y proyectos de reforestación en las zonas devastadas. Hacer más rigurosa las reglas locales de conservación energética. Impulsar la construcción de proyectos a base de energía renovable, dígase eólica y solar, apoyar acuerdos y convenios internacionales enfocados a proteger el medio ambiente y los recursos naturales.
A nivel Internacional: Impulsar iniciativas dentro del marco de desarrollo sostenible, apoyar el Acuerdo de París, que aún no ha podido entrar en vigencia, el cual contempla en sus artículos 2 y 3 detener el aumento de la temperatura del planeta por debajo de 2°C con respecto a los niveles preindustriales, y hacer los esfuerzos necesarios, para limitar el aumento de la temperatura por debajo de los 1.5°C, así como mantener la capacidad de adaptación al cambio climático, promover la resiliencia al clima, y un desarrollo con bajas emisiones de gases invernadero.
Ahora, después de la catástrofe producida por los incendios en la Amazonia, el presidente Jair Bolsonaro comprenderá que el cambio climático es hoy una realidad, y que al igual que el presidente Donald Trump, tendrá que cambiar de opinión y darle su apoyo al Acuerdo de Paris, cuyo objetivo principal es disminuir el calentamiento global y sus efectos al cambio climático a partir del 2020, que es la única forma de proteger el medio ambiente, los recursos naturales, la salud y la calidad de vida de los más de 7500 millones de personas que hoy existen en los 5 continentes del planeta.
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