El hecho de estar profundamente ocupados en subsanar el daño causado por la fallida elección de alcaldes, directores, regidores y vocales del 16 de febrero acaso había obligado a la sociedad dominicana a relegar a un segundo plano una tarea de la que sólo se ocupaban las autoridades sanitarias: la presencia en el país del coronavirus (Covid 19).

Cumplido el deber de reparar el tropiezo, toca ahora la parte del esfuerzo que le corresponde al pueblo dominicano como parte de la comunidad mundial, que vive momentos grises ante una amenaza sanitaria que está teniendo un fuerte impacto en muchas en las relaciones de las personas y de las naciones entre sí.

Fruto de ese vuelco de la atención de liderazgos de niveles diferentes y de campos de intereses diversos, asistimos desde este lunes a la adopción de medidas que dejarán sentir su impacto en nuestra vida cotidiana.

Los centros privados de enseñanza han anunciado medidas dirigidas a limitar la presencia de estudiantes en las aulas.

El Ayuntamiento del Distrito Nacional ha adoptado la restricción de algunos servicios con el propósito de evitar grandes grupos de personas en lugares públicos en los que eran comunes. Tras una reunión ampliada de Consejo de Gobierno ha sido anunciada una jornada informativa a través del teléfono y de las denominadas redes sociales que puede contribuir a un cabal conocimiento de qué es aquello con lo que nos toca lidiar y cuáles los recursos a nuestro alcance.

El propio presidente de la República, quien estuvo a la cabeza de este encuentro en el Palacio Nacional, dirigirá hoy al país una alocución de la que muchos esperan oír las medidas con las cuales el Gobierno se propone liderar el deber.

Responsabilidad, ante todo, y colaboración. Es lo menos que se puede esperar de cada uno de nosotros.