Importancia de contar historias a los niños
En tiempos de celeridad y tribulaciones, en que los padres viven saturados de tareas, leerles cuentos a los hijos aparenta ser un hábito que quedó en el pasado. Con nuestros padres y abuelos. Atrapado, carente de importancia, entre el televisor, las tablets, los celulares o la computadora.
Pero realmente es todo lo contrario. Leerle un relato, cuento, historia o vivencia a un niño todas las noches implica más que una simple actividad para arrullarlos. El valor cognitivo, integral y emocional resultante de la acción los beneficia tanto a ellos como a los adultos.
Así lo avalan todos los estudios e investigaciones realizados hasta la fecha. Es una magnifica forma de transmitir, estrechar y fortalecer vínculos afectivos.
Para Paulo Freire la lectura exige un compromiso con el texto, en una actitud capaz de desentrañar significados, verdades escondidas, intencionalidades y propósitos, para lo cual es necesario el pensamiento crítico que permita llegar a lo más profundo.
Y para no pocos de nosotros el ritual de nuestros padres o abuelos de leernos un cuento es uno de los recuerdos más entrañables de la infancia.
Es que ahí donde nace el hábito lector, que actúa como mecanismo para el niño realizarse personal y socialmente.
Se estimula al mismo tiempo la fantasía, la sensibilidad, la creatividad, la memoria y la expresión. Ayuda a desarrollar el lenguaje, vocabulario, modelos expresivos y dudas de construcción gramatical. Todo esto aparte de despertar el intelecto, aumentar la percepción y capacidad de interpretación y comprensión.
Al escuchar atento y paciente los niños sientan las primeras bases del aprendizaje. Mejora el conocimiento espacio temporal (dónde y cuándo sucede, qué ocurre antes y qué después…) fomentando la empatía o capacidad de ponerse en lugar del otro.
Teniendo como punto de apoyo las narraciones, también se les transmiten valores y conceptos éticos como la constancia, la amistad, la modestia, la honestidad y la lealtad. Estas enseñan a identificar emociones como el miedo, el amor, la frustración, la ira, la envidia o el deseo. Se fortalece la autoestima.
Esta relación padre e hijo obviamente incrementa la comunicación y confianza entre ambos.
Al niño adquirir la capacidad de identificarse con personajes y situaciones de las historias que se les cuenta lo ejercita para afrontar retos y temores. Adquiere una visión y capacidad más amplia para encontrar salidas a las complejidades de estos tiempos.
Leer a los infantes es forjar el crecimiento integral del futuro.
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