La desafortunada intentona de introducir de contrabando en la nueva Constitución el concepto de la información veraz fue mayoritariamente rechazada ayer por la Asamblea Nacional en funciones de Revisora, como era de esperarse.
Hay razones, pues, para sentirnos aliviados al quitarnos de encima la pesada carga que hubiese sido la aprobación de un texto constitucional que dejaba abiertas las puertas para facilitar después el establecimiento de la censura previa en el país.
Ese triunfo (124 votos contra la información veraz y sólo 38 a favor) nos conduce, sin embargo, a interesantes observaciones. La primera, sobre lo frágil del sistema de revisión empleado por los asambleístas, puesto que un asunto descartado en primera lectura puede volver, contra todo reglamento, a ser tomado en consideración, gracias a la manipulación de un congresista aparentemente interesado en restringir la libertad de expresión.
Por otra parte, el resultado de la votación de ayer en la Asamblea nos pone en estado de alerta, al advertir que 38 asambleístas fueron partidarios de dejar con validez el concepto de la información veraz. Nos parece un peligro para las libertades públicas el hecho de que haya 38 legisladores capaces de atentar contra un derecho humano tan fundamental como la libertad de expresión.
Pero, afortunadamente, la infeliz propuesta fue rechazada, y eso es lo que importa por ahora. Mantengámonos, no obstante, vigilantes, para evitar que, mediante ningún subterfugio ni triquiñuela, nos metan de contrabando alguna otra disposición que pueda dar lugar, ahora ni después, a disminución alguna de nuestros legítimos derechos.