Mafalda se sintió feliz cuando descubrió que Einstein, como ella, ignoraba la razón de ser de muchos misterios del universo, pues compartir la ignorancia con un sabio de esa categoría la colocaba así pensaba ella- dentro de una élite muy exclusiva de científicos de todos los tiempos.
Pero la pobre Mafalda estaba equivocada en su enfoque. Compartir la ignorancia no nos hace más sabios. Todo lo contrario, mientras más gente se queda sin entender el por qué de las cosas, peor para el país donde la ignorancia campea por sus fueros.
En la República Dominicana, por ejemplo, estoy seguro de que somos muchos los que no entendemos cómo el gobierno se empeña en incumplir las leyes que tienen que ver con el presupuesto para el año que viene.
La lógica me dice que, ya que casi estamos entrando en un año electoral, al gobierno y al partido en el poder les convendría ponerse en buenas con el pueblo, para lo cual un paso importante sería cumplir al pie de la letra lo dispuesto por las leyes orgánicas de Educación, de los Ayuntamientos y del Poder Judicial, que ordenan darle a cada uno los dineros correspondientes para cumplir aunque sea precariamente- sus necesidades.
Pero no. El presupuesto sometido al Congreso por el Poder Ejecutivo y aprobado al vapor por las meteóricas Cámaras Legislativas, desconoció adrede las estipulaciones de lugar, y sólo respetó los 1,400 millones de pesos que, cual botín de guerra, se repartirán entre los partidos políticos. ¡Buen negocio ese de la política!
Como Mafalda, estoy seguro de que comparto con muchos mi ignorancia al no entender la lógica ilógica del gobierno con la diferencia de que ello no me hace más sabio, sino que a todos los que formamos parte de la manada nacional nos hace más borregos.