San Francisco de Asís, hijo de un rico mercader, abandonó todos los lujos para dedicarse a una vida de pobreza y la predicación del amor de Dios.
Este evangelio de caridad y amor a Dios, se extendió por toda Europa, así Francisco fundó la orden de los frailes mendicantes o Franciscanos.
Santa Clara nació también en Asís, hija de un conde. Se conmovió con las prédicas de san Francisco y cuando su padre quiso casarla con un joven adinerado, escapó de casa y se refugió con San Francisco, quien la acogió y la introdujo a la vida monástica.
Comenzó un grupo de hermanas mendicantes que se conocería como la orden de las hermanas clarisas.
Fundación
La fundación del convento en Santo Domingo tuvo lugar gracias a una donación del contador Álvaro Caballero Serrano, quien inició la obra por el área del presbiterio para ser utilizado como lugar de enterramiento de su familia.
La corona española otorgó el permiso de construcción hacia 1574. Lo que se había construido quedó prácticamente destruido durante la toma de la ciudad por el pirata Francis Drake.
A partir de 1586, mediante una donación de España, se emprendió la reconstrucción de las obras. Distintos terremotos y huracanes hicieron desaparecer el campanario de la iglesia, así como buena parte del convento original. Hoy día se preserva la iglesia, dedicada originalmente a Santa Ana y dos de los tramos del convento, construido alrededor del claustro central.
*Por MARÍA CRISTINA DE CARÍAS, CÉSAR IVÁN FERIS IGLESIAS Y CÉSAR LANGA FERREIRA
Amplia nave
La iglesia está constituida por una amplia nave, con presbiterio sobreelevado, terminado en un muro plano, con bóvedas acasetonadas renacentistas similares a las de la iglesia grande de San Francisco y las capillas de Santa Bárbara.
El espacio de la nave esta dividido por una serie de grandes arcos ojivales, apoyados en enormes contrafuertes de piedra que al interior forman espacios para capillas abiertas. Uno de los contrafuertes del presbiterio requirió de un apoyo complementario que hoy se destaca al exterior de los muros.
Materiales
La iglesia está realizada en piedra, ladrillo y mampostería. Originalmente contaba con coro bajo y coro alto para las religiosas de clausura. Solo se preserva el coro alto.
El sotocoro, dividido por columnas y arcadas de medio punto, en dos espacios transversales, posee, similar a la iglesia dominica, dos tribunas que se proyectan hacia la nave, soportadas por arquerías de medio punto, en donde se localizan las grandes puertas de acceso al interior del templo.
Retablo barroco
En el presbiterio existe un hermoso retablo barroco de tres calles, coronado por una peineta, característica de este estilo, formada por volutas y contravolutas y rematado en una cruz. Alberga imágenes de Santa Clara, la Virgen María y San José.
El exterior del conjunto, es sobrio en elementos arquitectónicos y ornamentales, destacándose los vanos de las puertas y ventanas, así como los contrafuertes que se manifiestan al exterior.
El portal plateresco de acceso, es de piedra de cantería, constituido por dos enormes pilastras, coronadas por un frontón triangular que contiene en su interior una imagen de Santa Clara. El segundo portal, en la misma fachada, actualmente tapiado, conserva las jambas y el dintel de piedra de cantería. El portal de entrada al convento, es del siglo XVI.
Personaje notable
Rodrigo Pimentel, personaje notable por sus fechorías, engaños y trapisondas, en la colonia, se encuentra enterrado en la iglesia.
Parece que entre sus propiedades se encontraba el ingenio de Engombe. Pimentel se convirtió en protector de las monjitas y su confianza llegó a tal punto que no dudo en meter como religiosa a su amante Isabel de Ledesma.
Actualmente las religiosas que dirigen este complejo pertenecen a la orden del cardenal Sancha. En el país se encuentra la sede de la orden mundial de estas religiosas.
En memoria
— Al cardenal Sancha
En la primera planta del convento existe hoy en día un museo dedicado a la memoria del cardenal Sancha, fundador de la orden. El conjunto arquitectónico cuenta con edificio dedicado a colegio, administrado por las religiosas.