La importación de esclavos comenzó en la isla Hispaniola a raíz de las prédicas de fray Bartolomé de las Casa, en contra del maltrato a que estaban sometidos los aborígenes, obligados a trabajar en las minas y plantaciones.
Al comienzo se trajeron esclavos desde Sevilla, luego los reyes católicos autorizaron la importación de esclavos directamente desde África, en donde los portugueses mantenían una floreciente trata de negros capturados entre las tribus cercanas a sus fundaciones y explotaciones mineras.
De allí proviene el nombre de Los Mina, referente al fuerte de Elmina, levantado por don Diego de Azanbuja en 1482, para proteger las explotaciones de oro de los portugueses, en lo que hoy es Ghana. Cristóbal Colón visitó el fuerte en uno de sus viajes y estudió el sistema impuesto por los portugueses.
La iglesia de San Lorenzo de Los Mina se levantó hacia la segunda mitad del siglo XVII, con la intención de dar soporte espiritual a los poblados de esclavos africanos, llegados a la isla desde el primer viaje de Nicolás de Ovando, para trabajar en las minas y en la construcción de las edificaciones de la ciudad, así como en las plantaciones de azúcar, rubro traído por Cristóbal Colón.
Margen río Ozama
Así como la capilla de Rosario, esta iglesia se levantó en la margen oriental del río Ozama. La solución arquitectónica es casi idéntica en ambas.
Con planta de una sola nave longitudinal y presbiterio plano, está dividida por cuatro enormes arcos ojivales de descarga, construidos en ladrillo y soportados al exterior por grandes contrafuertes de piedra.
La división de espacio interior se logra mediante el sobre elevamiento del presbiterio; tres grandes puertas se abren al exterior. La principal en el muro norte, sin ningún elemento ornamental arquitectónico; solo una gran platabanda de piedra formando el hueco rectangular.
De igual modo las otras dos grandes puertas sobre los muros este y oeste que se utilizan más para iluminar y ventilar el interior que como elementos de acceso.
En la fachada principal, al norte y sobre la puerta, se abre un ósculo de gran dimensión para iluminar y ventilar el interior del templo. Recuerda a un rosetón gótico.
El sistema de techumbre, a dos aguas, está constituido por grandes vigas longitudinales de madera, las que apoyan sobre los arcos ojivales.
Alfajías complementarias sostienen las tejas de la cubierta. Sobre el lado oeste, cercano al presbiterio, existe hoy una pequeña sacristía que se proyecta al exterior y que sirve de base para una espadaña campanario.
Piezas coloniales
En el interior del templo, a diferencia de la capilla del Rosario, se conservan piezas muebles del periodo colonial, como lo es el enorme retablo barroco constituido por dos enormes columnas laterales que enmarcan una gran hornacina central en donde está colocado un hermoso crucifijo colonial, posiblemente del siglo XVlll.
En el retablo se observa pinturas con motivos florales e inscripciones de carácter religioso, conservadas dentro del colorido de la madera que constituye el retablo.
Sillería de la época
— En el presbiterio
En el presbiterio se conservan sillerías correspondientes al último periodo del victoriano vienés, europeo, de finales del siglo XlX. La iglesia está situada en el populoso sector de de los Negros Minas.
MARÍA CRISTINA DE CARÍAS, CÉSAR IVÁN FERIS IGLESIAS Y CÉSAR LANGA FERREIRA