Hace algunos días comenté en esta columna el uso desaprensivo que se hace en nuestro país del importante servicio del número telefónico 911, que, como todo el mundo sabe a nivel internacional, sirve para pedir auxilio en situaciones de emergencia.
He recibido muchos comentarios sobre el tema, entre los cuales me hago eco de los dos siguientes, que contienen propuestas dignas de la mayor atención:
Del señor Agustín Estévez: Estuve leyendo su artículo sobre las llamadas inútiles al 911 y creo que, además de alguna campaña para crear conciencia, sería bueno que se aplique una sanción a esto.
Por ejemplo, multar (vía la factura telefónica u otra vía) al dueño de la línea desde la que se realizó la broma, de esta manera nadie permitirá que hagan esto desde su teléfono y como prueba para la multa estaría la grabación de la llamada, que supongo guardan en la entidad que presta los servicios.
Del señor Fernando A. Peña M.: Me gustaría agregar que el rastreo y grabado de cada llamada, que es 1000% viable, debería ser obligatorio.
Esto permitiría entre otras muchas cosas poder reclamar o sancionar cualquier abuso de tan valioso servicio.
Creo que el 911 debe ser más que un teléfono donde reportar incidentes, debería ser un centro de atención y auxilio a la población, donde no solo haya una persona contestando un teléfono, debe haber más visualización de lo que está atendiendo el operador e instrucciones de cómo enfrentar los diferentes escenarios que se le presenten.
Esto también requiere supervisión, o sea, cuántas llamadas atiende cada operador, duración promedio de las mismas, números de teléfonos que marca cada operador.
También existen tareas prosigue el amable lector- que les pueden asignar a los operadores para que no vayan a hablar entre ellos o a dormir.
Existe un mundo de tecnología y aplicaciones para apoyar y eficienciar dicho servicio, lo que sí creo es que las autoridades competentes son las primeras que deben tomarlo en serio y no querer justificar lo injustificable.
Yo entiendo que hay que empezar analizando la forma en que operan y evaluar las alternativas para hacerlo un servicio creíble y responsable.
Las ideas están propuestas. A ver quién les pone atención.