Humanizar la inflación

Humanizar la inflación

Humanizar la inflación

Daris Javier Cuevas, columnista en el periódico El Día.

Es muy cierto que las economías en la actualidad están muy afectadas y deterioradas por el flagelo de la inflación ya que este fenómeno es un mal profundo que socava los ingresos de las personas y la actividad económica en general, incidiendo de manera directa en la estabilidad social y la democracia. Pero es que la inflación se ha convertido en uno de los problemas económicos más importantes que enfrenta la economía en la actualidad.

La inflación es un lastre económico terrible que su permanencia se convierte en una situación deshumanizadora como resultado de sus efectos perniciosos en la calidad de vida de las personas. Pues resulta que cuando aumentan los precios a niveles exponenciales, las personas perciben una depreciación en su poder adquisitivo, significando esto que se contraen el poder comprar los mismos bienes y servicios que antes, lo que conlleva a una mayor situación de pobreza, estrés financiero y exclusión social.

Es pertinente precisar existe una marcada diferencia entre el índice de precio al consumidor (IPC) y la inflación; en el caso del IPC este establece la selección de una canasta especifica de consumo de bienes y servicios con la finalidad de evaluar la variación de los precios, mientras que la inflación analiza el incremento de los precios de una forma generalizada en una economía y su incidencia en el costo de la vida. por tales razones, cuando se leen la información de que la inflación anualizada al mes de mayo en Republica dominicana es de 4.4%, esto lo que significa es el ritmo a lo que durante el año creció la inflación, no que ha bajado a ese nivel.

El grave peligro de la inflación es que esta tiende a impactar de manera negativa a la estabilidad macroeconómica del país y una agudización de la misma conlleva a provocar inestabilidad política, por lo que se puede afirmar que mientras persistan niveles elevados de inflación, la estabilidad macroeconómica no se ha logrado. Es una tarea titánica sistemática el hecho de controlar la inflación, pues lo contrario se traduce en un descontento social y político que puede estremecer a los gobiernos, hasta con la perdida del poder hasta por la vía forzada cuyas consecuencias son impensables.

Los elevados niveles de inflación afectan a las personas de forma desproporcionada, siendo los que menos tienen y las personas de ingresos fijos los más perjudicados, esto es, los que corresponden al quintil 1. Vista así la situación, se puede arribar a la importante conclusión de que los altos niveles de inflación engendran mayores desigualdades sociales, deshumanizan a las personas en tanto las desvinculan del valor real de las cosas y resulta embarazoso tener una precisión del valor real de los bienes y servicios.

Por las razones expuestas se puede interpretar que una aceleración de la inflación deforma el análisis y la escala de medida en los cálculos económicos, lo que en la realidad termina perturbando las posibilidades de los agentes privados y públicos en la ordenación de la actividad económica. Pues las evidencias empíricas ponen de manifiesto que la inflación fortalece las desigualdades de la distribución de la renta y los patrimonios, en particular, aquellos grupos sociales que carecen de mecanismos de protección y reorientación de sus fuentes de ingresos. como ocurre con los otros grupos de rentas altas.

Para el caso de la economía dominicana, resulta muy preocupante y llena de incertidumbre el hecho de que en todas las mediciones la principal preocupación es el tema de la inflación y el costo de la canasta familiar como reflejo del deterioro de los ingresos de la población. Entonces, no es casual el hecho que desde el área económica del gobierno se insista en la estrategia de desarticular la percepción de que la inflación es elevada ya que para los ciudadanos se traduce en repudio al gobierno cuando esta se torna incontrolable.

Se comprende mucho mejor que cuando el área económica, en particular el banco central, asume una posición activa con las cifras de inflación y de repente las maneja como si se tratara de un globo que va desinflando para convencer a la población que el flagelo de la inflación fue superado, y el hecho de repetirlo tantas esta termina creyendo el mensaje camuflado.  Si se logra imponer la idea de que existe una menor percepción de inflación seria una complacencia del gobierno, entonces, seria un logro de carácter político en perjuicio de la verdad, es decir, la manipulación.

En sentido general, el banco central termina cumpliendo una tarea política y oculta el fracaso de la política económica del gobierno. No obstante, lo que ocurre en la calle difiere mucho de la realidad inflacionaria que se vive en el banco central, aunque esa inflación aumenta la desigualdad, engendre más pobreza y de deterioro del poder adquisitivo, mientras que la mejor tajada del pastel pertenece a los burócratas que hablan de inflación baja.

 



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD

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