Santo Domingo.– Un día como hoy, pero en el 1839, nació Gregorio Luperón, militar y político dominicano. Encabezó la gesta de la Restauración, un sangriento capítulo que, afortunadamente, terminó con la victoria dominicana, y una república libre, soberana e independiente.
Fue también presidente provisional de la República Dominicana entre 1879 y 1880.Desde muy joven, a los 14, Luperón formaba parte del grupo de dominicanos que se voltean en contra este hecho. Como producto de esta rebeldía, es hecho prisionero . Logra escaparse, y se va al exilio a Haití, Estados Unidos y Curazao.
El historiador Roberto Cassá, en su obra Personajes Dominicanos, tomo II, destaca que “Luperón fue un hombre salido del pueblo pobre, que ganó un estrellato en la historia dominicana y antillana. Dadas las condiciones en que se debatía el país, tuvo que formar su intelecto como autodidacta, lo que gracias a un enorme tesón”.
Comprometido con la causa independentista del país, una pelea contra partidarios de la anexión española, promovida por el gobierno de Buenaventura Báez, le llevó a la cárcel, de donde escapó para buscar refugio primero en Haití y después en los Estados Unidos.
En 1863 regresó de forma clandestina a la República Dominicana para participar en varios movimientos de insurrección; las tropas rebeldes le concedieron el grado de general.
Fue un hombre de un fuerte sentido patriótico y de gran valor en el uso de las armas y las estrategias de guerra. Por estos méritos se le designa Jefe Superior de Operaciones en la Provincia de Santo Domingo, se bate de frente al ejército español, que era comandado por Pedro Santana, por entonces, Marqués de Las Carreras. Paso a ser poderoso y disciplinado, el ejército español, fue derrotado en una estrategia de guerra de guerrillas, debido esto, a la inferioridad en número y en calidad de medios por parte de los rebeldes.
Vencido el ejército español, aceptó el cargo de Vicepresidente de la Junta Gubernativa. Restaurada la República, regresó a su pueblo natal, Puerto Plata, rodeado de la admiración y del cariño del pueblo dominicano que lo aclamó y lo aclama desde entonces, como la espada más firme en defensa de sus ideales patrios.
Se opuso al regreso al poder de Buenaventura Báez, lo cual le conllevó al destierro y expulsión del país. Pocos meses después, regresa para integrar el movimiento llamado Triunvirato de 1866, que derroca a Báez y se convierte en gobierno.
Gregorio Luperón se retiró a Europa en calidad de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario. Cuando regresó al país, el ejecutivo de Francisco Billini le nombró delegado del gobierno en el Cibao. Desde su nuevo puesto se enfrentó al movimiento revolucionario de 1886 en Puerto Plata y contribuyó a la llegada al poder, un año después, del presidente Ulises Heureaux.
Decepcionado por las actitudes dictatoriales del nuevo líder del país, buscó apoyo, sin éxito, en el gobierno haitiano para combatirlo. Se encontraba en la isla de Saint Thomas en 1897 cuando enfermó de cáncer.
Enterado, Heureaux acudió personalmente en su ayuda. Después de escuchar serias recriminaciones de su antiguo jefe y de aceptarlas calladamente, se reconciliaron.
Luperón aceptó regresar al país, para lo que abordaron el buque de guerra que había transportado a Heureaux hasta la vecina isla, y retornaron a Puerto Plata. Allí falleció el 20 de mayo de 1897.