En sociedades como esta, donde a muchos les gusta etiquetar personas como parte del atraso mental que tienen algunos en su interior, por su posición económica, raza, físico, intelecto y preparación académica, también los fallecidos o víctimas de homicidio o maltrato se destacan según el lugar donde fallecen y las circunstancias de esas víctimas.
Con la ola delincuencial que estamos viviendo desde hace tiempo, donde los misma policías sea raso, coronel, general o mayor están metidos en atracos, narcotráfico, sicariato y demás quehaceres delictivos observamos cómo no es lo mismo morir por una bala perdida en el barrio de Katanga que en el sector de Evaristo Morales, como sucedió recientemente con la señora ultimada por un “justiciero” con fatal puntería.
Los medios de comunicación tradicionales, las redes sociales tan eficientes en su inmediatez y divulgación y el boca a boca jugaron su papel para llenar de estupor a todos en este país ante semejante asesinato temprano en la mañana.
Por su parte, poca repercusión y pocas manos alzadas y petición de absurdos rezos, para solo citar un ejemplo reciente, por las jóvenes abusadas, asesinadas y dejadas como si fueran basura en las zonas aledañas del Faro a Colón. Entonces, ¿dependiendo de donde te asesinen vales como persona?
Este paralelismo es triste, desgarrador.
A estas muchachas solo las lloró su familia cercana, con el caso de la señora Delcy toda la sociedad se indignó y gran amplitud de espacio en los medios.
No vi la misma indignación en la mayoría de este país frente a las demás fallecidas cuando dos de los asesinos forman parte de la misma Policía.
La indignación debería ser por igual. Estamos hablando de personas asesinadas con saña y premeditación frente a un caso de bala perdida.
Pero ¿cuántos jóvenes y niños no han muerto en los barrios por fatales balas perdidas en los últimos años?, muchos!!!!!, pero nadie recuerda. Lamentable.
Por su parte, la Policía también atiende con rapidez los casos dependiendo de dónde sucedan y con quién. Eso lo vemos a diario. Incluso en el trato entre ellos mismos.
Hace años que la Policía de este país no anda bien.
Está contaminada, sucia, podrida en todas direcciones.
No hay buenos sueldos para nadie, salvo los de arriba. Muchos encaramados a policías que usted los ve que no saben ni expresarse correctamente, mucho menos están emocionalmente preparados. Urge una reforma estructural de la Policía, tan necesaria como nunca.
Y me pregunto… ¿dónde está el concepto de lo “humano” para algunos?