Homero Hernández, 50 años y otras pérdidas

Homero Hernández, 50 años y otras pérdidas

Homero Hernández,  50  años  y otras pérdidas

Celedonio Jiménez

El domingo 19 de septiembre mi esposa y yo correspondimos a la invitación de una mujer cuyo carácter, dignidad y reciedumbre es lo más parecido a la fortaleza del roble: Elsa Peña.

Asistimos al acto de traslado de los restos del valeroso dirigente revolucionario Héctor Homero Hernández Vargas, del cementerio de la Máximo Gómez, al de “Puerta del Cielo”. Junto a sus restos fueron depositados los de su joven y hermosa hija Keskea.

Homero fue, desde su mocedad, un luchador antitrujillista que intensificó su vocación de patriota con la caída de la dictadura, el ascenso al poder de quienes derrocaron el gobierno democrático de Juan Bosch (contra quienes se alzó a las montañas junto a Manolo Tavárez) y con los tristemente recordados gobiernos de los “doce años” del Dr. Balaguer.

Por sus ideales indomables, parte de su relativa corta vida la pasó en la cárcel, en el exilio y en la clandestinidad. Un triste y pesaroso día 22 de septiembre de 1971, (hace ya 50 años), fue obligado a detenerse mientras conducía, junto a su esposa embarazada.

Al salir del vehículo, en la antigua Av. San Cristóbal fue de inmediato ametrallado, ejecutándose uno de los crímenes, que como el de Amín Abel, fue uno de los más alevosos de nuestra historia política contemporánea.
Para recordar la caída de Homero fue realizado el pasado miércoles 22, un acto de restauración de la tarja colocada en el lugar del asesinato. Esta restauración, realizada con el apoyo de la Alcaldía del Distrito Nacional, constituye un justo homenaje a quien fuera ejemplo de lucha; ese ejemplo de lucha no será en vano.

Ya antes, el 15 del mes de septiembre habíamos asistido a las honras fúnebres de la tía madre de mi esposa. Ella murió luego de padecer por años la enfermedad del Parkinson. Elba Nellys Medina Novas, que tuvo la virtud de ejercer por 43 años el magisterio, llegó a ser directora del centro educativo “Las Mercedes”, sito en la calle del mismo nombre.

A este centro para niños y adolescentes con precarias condiciones económicas, Elba Nelly se entregó con amor. El día 16 fue su entierro. En el campo santo hubo muchas intervenciones para recordar sus cualidades y para resaltar su condición de heroína anónima, rígida promotora de valores.

El lunes 20 de septiembre, convocado por la Escuela de Sociología de la UASD, asistimos al Club Universitario, al acto de tirada de las cenizas al mar, del estimado colega sociólogo y docente, José Angel Encarnación. Su muerte, ocasionada por un infarto al miocardio, es una irreparable pérdida para toda la comunidad de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UASD, pues junto a su permanente disposición a la fraternidad, fue un profesor que impartió sus clases con dedicación y amor.

No lo olvidaremos. He querido honrar la memoria de estas tres personas como tributo a quienes demostraron con su conducta que vivieron para honrar a los demás.



Noticias Relacionadas