Historia, mitos y avances científicos del trasplante renal

Historia, mitos y avances científicos del trasplante renal

Historia, mitos y avances científicos del trasplante renal

La historia del trasplante renal combina mitología, ciencia y tenacidad humana en la búsqueda de soluciones a enfermedades graves.

Desde las primeras menciones en las antiguas leyendas hasta los avances científicos contemporáneos, el trasplante renal refleja el ingenio y la determinación del ser humano para superar los límites de la medicina.

Octavio Cruz Pineda, urólogo y coordinador del Departamento de Urología de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), cita leyendas como San Cosme y San Damián, quienes muestran una fascinación temprana por la idea de reemplazar partes del cuerpo, que aunque eran relatos ficticios, marcaron el inicio de un pensamiento que buscaba prolongar la vida reemplazando órganos dañados.

Primeros pasos
Explica que no fue hasta el siglo XVIII que la ciencia comenzó a dar pasos reales en esta dirección. Investigadores como Dyhamel du Monceau y John Hunter experimentaron con injertos en animales y humanos. Sin embargo, el principal desafío surgió cuando los injertos entre diferentes especies o individuos no lograban prosperar debido al fenómeno del rechazo inmunológico.

En el siglo XIX, científicos como Elie Metchnikoff comenzaron a entender los mecanismos inmunológicos que causaban el rechazo. Con estos conocimientos, en el siglo XX se desarrollaron las bases de la inmunología del trasplante. Mientras, avances quirúrgicos como las técnicas de sutura vascular de Alexis Carrel sentaron las bases para que los trasplantes de órganos se convirtieran en una posibilidad real.

El primer trasplante
El doctor expresa que el primer trasplante renal exitoso en humanos se realizó en 1954 en Boston por el Dr. Joseph Murray, entre gemelos monocigóticos, lo que evitó el rechazo al ser genéticamente idénticos. Este hito demostró que los trasplantes podían tener éxito y abrió la puerta a investigaciones sobre cómo superar el rechazo en personas no idénticas.

Posteriormente en 1960, comenzaron a usarse medicamentos inmunosupresores como la azatioprina, aunque con limitaciones iniciales y en 1962, se logró el primer trasplante renal exitoso con un órgano de cadáver, marcando otro avance crucial en el campo.

Los descubrimientos
Explica que la década de los 70 trajo un mejor entendimiento de la compatibilidad HLA y el desarrollo de terapias con anticuerpos monoclonales, como los estudios de Cosimi con OKT3 para tratar el rechazo agudo. Estas herramientas, junto con la ciclosporina A, revolucionaron los trasplantes al mejorar significativamente la tolerancia y la supervivencia de los órganos trasplantados.

El especialista precisa que el concepto de “inmunomodulación”, que busca manipular el equilibrio del sistema inmunológico para favorecer la aceptación del órgano trasplantado, es una de las perspectivas actuales más prometedoras.

Con estos avances, los trasplantes renales han dejado de ser un procedimiento experimental para convertirse en una práctica rutinaria que salva miles de vidas cada año.

Futuro prometedor
Cruz Pineda resalta que hoy en día, el trasplante renal no sólo salva vidas, sino que también ofrece una calidad de vida significativamente mejor a los pacientes con insuficiencia renal.

Puntualizando que el avance en técnicas quirúrgicas, medicamentos inmunosupresores y conocimientos inmunológicos continúa expandiendo las posibilidades en este campo.

El impacto transformador de la ciencia
Desde sus raíces en mitos y leyendas que imaginaban la posibilidad de reemplazar órganos dañados, hasta convertirse en una realidad médica concreta, el trasplante renal es un testimonio del avance extraordinario de la ciencia. Además de transformar vidas, ha redefinido las fronteras de la medicina, ofreciendo esperanza y calidad de vida a millones de personas en el mundo.

Es un ejemplo inspirador de cómo el conocimiento, innovación y perseverancia pueden superar desafíos aparentemente imposibles.



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